Ermita románica de Santiago de Agüero

157AgüeroP
Por Eugenio Mateo

    Cuando la Historia no es capaz de manejar las claves que confirman los hechos es cuando se disparan las teorías, que sólo están basadas en el cálculo de probabilidades. De las teorías, forman parte las leyendas o simplemente la fabulación.

   Da igual, todo lo no comprobado es víctima de la especulación, difícil de interpretar y sujeto a la manipulación  que los intereses aconsejen.

    Todo esto ocurre en la ermita de Santiago en Agüero. Que se trata de un templo inconcluso es patente. No puede haber duda que el proyecto original quedó truncado y lo que iba a ser un templo digno de un rey quedó en un atisbo de lo que podía haber sido. Su planta, a pesar de las expectativas, es un ejemplo de un románico cisterciense nacido de la mano de un mago cantero. De este cantero se pueden atisbar obras como el claustro de San Juan de la Peña, la propia iglesia del Salvador de Agüero, o numerosos ejemplos en las Cinco Villas. Se le llama el Maestro de Agüero y me ha parecido ver su mano en el tímpano de la iglesia de Yeste, pueblo semi abandonado.

 

 Lo cierto es que como la imaginación no tiene límites, me vengo a escribir una ucronía de los hechos sujetos a interpretación. La obra, magnífica y poco acorde con su escenario natural, alejado de las rutas pero cercano a los nuevos territorios que se iban conquistando, tenía como propósito servir de retiro al rey de Aragón, Ramiro II, llamado el Monje. No se reparó en gastos en su construcción, lo prueba la riqueza de sus ábsides, sus capiteles, sus arcos de alzado basilical, la ornamentación. Como se sabe, Ramiro había casado a su hija Petronila, con tan sólo tres años, con el Conde de Barcelona Ramón Berenguer IV. Imagino la impaciencia del catalán para mangonear un reino, habida cuenta que la en teoría reina era sólo una niña. Su suegro le apartaba del mando a pesar de las formulas del matrimonio que no regalaba un reino a otro territorio sino que establecía unos peajes que obligaban al Conde a un vasallaje de la Corona, pero era un obstáculo. Encima, el  buen rey se quería construir un monasterio donde retirarse, como si no tuviera ya donde hacerlo, y los maravedíes invertidos no eran del agrado del catalán, deseoso de emplearlos en su condado. Mientras Ramiro esperaba en San Pedro el Viejo le llegó la muerte.

    Se dice que Ramón se refugió en la bebida aquella noche que conoció la noticia, y la luna sobre el Mediterráneo le infundió valor para saberse rey a pesar de todos los protocolos. Una de las primeras medidas, aparte de las tendentes a ganarse a los nobles aragoneses más condescendientes, fue decirle a la joven Petronila que el sueño de su padre era inviable. Lo enterrarían en San Pedro el Viejo, ella llevaría el luto y él podría retomar su viejo proyecto de recrecer Poblet, donde se llevó a los canteros curtidos por el sol del Prepirineo de Agüero. Con la perspicaz habilidad monetaria de los fenicios  dio ordenes tajantes de concluir la locura senil de un suegro que en realidad fue nefasto para nuestros intereses pues su acendrada religiosidad le impidió tomar decisiones como rey y como político y ya sabemos, trascurridos los siglos, de lo que son capaces los de la barretina. Para los expertos en manipular la historia, un rey que casa a una hija con tres años, es el rey débil de un reino débil. Lo demás ya es conocido.

   Existen otras teorías sobre Santiago de Agüero, pero son menos concluyentes. El desvarío de una Abad de San Juan de la Peña, capaz de arruinar lo que tocase. Una locura de amor de Doña Berta hacia su esposo Pedro I, al que una saeta muslim arrancó la vida… En definitiva lo que no pudo ser, no es ni será.

   Alegrémonos de poder ver este templo en una época de nuestra historia llena de sobresaltos.  La historia que atesora hacen al conjunto punto de atracción de los amantes de las hipótesis.

Fuente: http://eugeniomateo.blogspot.com.es/2015/09/ermita-romanica-de-santiago-de-aguero.html

Artículos relacionados :