Por Al Caponi
La noticia apenas ocupaba unas líneas en la penúltima página del The New York Times, pero los avezados ojos de los periodistas del gabinete del Faraón pronto se dieron cuenta de la importancia de la pequeña encuesta que allí se citaba. Esta consulta realizada por Market Brothers & Sons para el mismísimo Donald Trump con carácter secreto tenía un campo de acción limitado a España y en ella se preguntaba por varios aspectos acerca de los efectos de los aranceles en la política del país. Pero lo más significativo para los analistas del gobierno era la respuesta que los españoles había dado a una pregunta, en principio, meramente coyuntural y que se enunciaba así: ¿Cuál es la autonomía más aburrida de España?
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Los ojos de los periodista se volvieron como platos cuando leyeron que un 98,7 % de los encuestados señalaban a Aragol.
Rápidamente se formó un gabinete de crisis todos los consejeros y asesores se pusieron a dilucidar como resolver esta cuestión lo más rápidamente posible.
Una de las cosas que estaba claro es que la Tomassa era un auténtico muermo y que era incapaz de organizar nada culturalmente gracioso, ni siquiera había pensado en contratar un Circo ambulante para alegrar el territorio poniendo al polivalente político Ollokiki de jefe de pista, y de paso alejarle de los juzgados goyescos. El Faraón al oír estas conclusiones, apuntó el nombre de Tomassa. Otro que es más soso que un espárrago recién cogido y que no sirve para nada es el Consejero de Agricultura, Javierotti Riconetti, ya que apenas quedan agricultores alegres y las tierras de labor son sustituídas por molinetes y centros de datos. Y como las subvenciones las da Uropa, en vez de consejero, le propusieron los sabios, colocar un algoritmo con cabeza de molino eólico que ocuparía su puesto. Y más pasta para variedades en los pueblos y cabaretes en las capitales de provincia. El Faraón apuntó su nombre.Manuel Blascotti será disfrazado de Cipotegato permanente y si en un mes no hace reir a los de Teruel, será fumigado “ipso facto”.
“Está claro, señores- afirmó solemne el Faraón- que si el New Yor Times lo dice, hay que revertir esta situación, pues nos estamos jugando el futuro. ¡Con gente aburrida en Aragol no va a querer venir ningún chino! Tanta cultura y tanta polla que nos cuesta un huevo y resulta que los aragoleses se aburren como ostras. ¡Remodelación de inmediato!»
¡Ahí tus huevos, Faraón!
