Por Lourdes Fajó
Quiero volver una y otra vez, al Viejo Monasterio de San Juan
de la Peña.
Capricho de luz en Monte Pano.
Te miro y admiro, como a la geoda de Pulpí.
Tu claustro, me vence y abruma.
Eremita soy.
Eres poema.
Historia de cuentos en tus capiteles.
Picapiedras, albañiles, maestro Agüero. Gratia plena, por esta
joya Románica.
Me pregunto, qué plantas silvestres reinaron en flor.
Ni rastro de la panacea de Hércules, ni de la ortiga, ni del
clavel silvestre,
flor de dioses y pastores.
Me pregunto, qué lenguas hablaron en este silencio.
Me pregunto, qué pájaros anidaron, qué vientos soplaron.
Viejo Monasterio, eres leyenda, sin huella de pinturas rupestres.
Panteón de reyes y nobles.
Conquistas, poderes, iglesia, dificultades, pleitos, escasez,
incendios, falsificaciones, frío, hielo, lluvia, nieve.
Belleza.
Belleza.
Belleza.