Maite Ubide


Por Cristina Beltrán

            Conocí antes a su hija que a ella, como compañera, en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Zaragoza, en la Plaza de los Sitios, por entonces, yo no sabía que había mujeres tan importantes realizando grabados en nuestra tierra…

…, fue más adelante cuando a través de Pascual Blanco mi buen maestro en esta especialidad comprendí el trabajo desarrollado por ella en interés de todos los artistas que en Aragón se sintieron atraídos por la disciplina, todos pasaron, se iniciaron y crearon en su taller, todos le tenían un gran respeto como artista y como persona que desde la humildad vivía, sentía y transmitía lo que sabía.

            No es mi deseo hablar de Maite como si fuera la lectura de un catálogo artístico, aunque de obligado cumplimiento será hacer una mínima referencia a su obra tan personal y variada, tan disfrutada y valorada.

            Nace en Zaragoza, (22-IX-1939) Grabadora. Estudia en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Jorge, de Barcelona y en la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas, de Caracas (Venezuela). Realiza cursos de grabado en la Real Academia de Arte de Amsterdam (Holanda), 1963, y en la Escuela de Artes Gráficas de Belgrado (Yugoslavia). Ha sido profesora de grabado en la Escuela de Artes Plásticas de Barcelona (Venezuela). 

            En Caracas en 1962, junto con Carlos Gil y Mariguy González, crea el Círculo Pez Dorado,  lugar clandestino y libre al amparo de profesores y familiares de los incipientes artistas, centrado en las artes plásticas y en otras actividades culturales a través de las que las calles se empezaron a impregnar de aire fresco y activismo del pueblo hacia la libertad, a su regreso a Zaragoza entra a formar parte del interesante y vanguardista Grupo Zaragoza. Se crea el Estudio-Taller Libre de Grabado Grupo Zaragoza, siendo Ubide, por sus conocimientos, quien está al frente.

            Realiza un expresionismo, entre figurativo y cercano a la abstracción. En 1962 distorsiona la figura humana y el paisaje, en 1963 y 1964 aparecen los personajes grotescos. Desde 1965 realiza paisajes urbanos y composiciones de interiores. En 1970, justo cuando regresa a Venezuela, mantiene su taller de grabado en la calle Princesa, nacen unas formas vegetales que abstrae para sacar un excepcional matiz imaginativo. Cuando en 1973 regresa a Zaragoza, la temática se centra en insectos y aves, quizá como evocación de su etapa venezolana. De nuevo retoma la figura humana cercana a la abstracción, con la mujer como primordial asunto. A partir de 1977 el paisaje y el ser humano, combinados con múltiples variantes.

            Puede asegurarse que Maite Ubide, su taller, es fundamental para el resurgimiento del grabado en Aragón.

            Estas reseñas de la biografía de Maite Ubide, han sido recogidas en internet, en Wikipedia de arte y voces venezolana y otras fuentes o catálogos de sus exposiciones, con mención especial al buen trabajo de la tempranamente fallecida Gil Imaz, María Cristina en : El grabado zaragozano actual y el significado de Maite Ubide; Institución «Fernando el Católico», Zaragoza, 1987.

            Las raíces de las plantas en la tierra se agarran profundamente desparramando su fortaleza hacia el exterior, creando  espesos troncos o finos, suaves y delicados entornos; el áspero y seco árbol inunda nuestras vidas de luces y sombras pero todas ellas nos surgen de un esfuerzo constante ante el clima y sus formas cambiantes, como las delicadas flores que nacen entre zarzas.

            En las visitas a su estudio con mujeres inquietas por la cultura, el arte y el valor de las mujeres, ella siempre explicaba básicamente sus técnicas, sin esperpentos de lenguaje para ser bien entendida mostrando obras de sus distintas etapas y escuchando dudas, respondiendo a preguntas que por ingenuas y desconocedoras del tema  que fueran, siempre respondía con tranquilidad y franqueza mirando a los ojos muy didáctica.

            Cuando las mujeres salían de su estudio estaban satisfechas de lo vivido y lo aprendido, sorprendidas por la oportunidad insospechada de encontrar un mundo distinto dentro del estudio de la calle Princesa, y una mujer como ellas, pero plena de un tipo de arte bastante desconocido al que habían puesto cara y diferencias según soportes y planchas; según aditivos, líquidos y ácidos. Las pruebas de papeles, la humedad del local, el tórculo metálico dan lugar a creaciones personales de un universo paralelo en el que no podemos adentrarnos si ella no lo muestra.

           Así, Maite, es constante y se aferra a su tierra y a los suyos con sus pasos cortos y firmes, no siendo poco lo que pretende, (estar bien y seguir estándolo)  el gran esfuerzo ya ni se considera porque es mejor tener los pies en el suelo y ser consciente de sus posibilidades, la vida de una persona, como la de los motivos de sus obras tiene muchos matices que se toman según vienen y todo tiene un principio y un final, ella está entre familia y amistades, entre artistas y arte, tranquila porque la vida no se hace en un día ni en dos, con la mirada limpia y ganas de aprender, dispuesta a todo, se toma las cosas como van viniendo, aceptando y poniendo lo mejor de sí misma abierta al consentimiento del cuidado y a los mimos, sin perder su independencia, a su aire pero sonriendo sin estridencias, dejándose llevar… que ya va siendo hora.