Año de movimiento en la Coordinadora Feminista de Zaragoza


Por Cristina Beltrán

    Si, porque no damos a basto, pero la gente va respondiendo, la gente responde a las atrocidades que se comenten contra las mujeres día a día y va diciendo ¡basta ya!

   Cada vez son más las voces que se suman en las concentraciones y manifestaciones, en medios de comunicación y en redes ¡basta ya!Si porque estamos hartas, y sí porque desgraciadamente, es necesario mucho trabajo para hacer visible el desacuerdo con el machismo y el daño que produce.

   Este mes en El Pollo Urbano nos sumamos a la reivindicación y colgamos íntegramente el manifiesto que con tanto esfuerzo y trabajo ha elaborado la Coordinadora Feminista de Zaragoza, porque bien la pena leerlo quien no lo haya hecho, releerlo quien lo leyera y viniera a la Plz. España a escucharlo porque no le sobra ni una coma y volver a compartirlo y difundirlo, porque necesitamos tener siempre presentes estos textos.

     Este año además, la Coordinadora está muy agradecida a la Fundación José Antonio Labordeta, porque han sido galardonadas con el premio a los valores humanos y una representante de cada organización que la compone subió al escenario del Teatro Principal a recoger el busto de nuestro notable paisano, de la mano de una señora que sufrió en carnes la violencia de género y la superó.

¡QUE VIVA LA LUCHA DE LAS MUJERES!

 

MANIFIESTO 25 DE NOVIEMBRE DE 2017 DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA

Este 25 de noviembre nos volvemos a reunir en la calle, unidas por el dolor y por la rabia, pero más conscientes de que la violencia machista se ejerce cotidianamente para mantener el sistema patriarcal.

Hoy estamos aquí para denunciar los 90 feminicidios y asesinatos de mujeres este año en España. Queremos reconocer a todas las personas que sufren la violencia machista, mujeres empoderadas que le plantan cara al patriarcado, personas de Géneros, Orientaciones y Expresiones Diversas que atacan la cisheteronormatividad impuesta por el sistema patriarcal, niños y niñas que sufren y conviven con la violencia.

Hoy queremos hablar del Pacto de Estado en materia de violencia de genero porque recoge muchas modificaciones y demandas que llevamos años reclamando: inclusión de menores, modificación de leyes, presupuesto concreto, involucrar diversas administraciones…, pero queremos denunciar que se sigue quedando pequeño porque reduce al marco de la pareja una violencia que es estructural y está impregnando toda nuestra sociedad.

Por eso lamentamos que el pacto de estado que se ha firmado siga poniendo el foco en el ámbito privado, invisibilizando al sistema patriarcal como el conjunto de creencias, actitudes, comportamientos y dinámicas sociales que se sirven de la violencia machista para mantener  privilegios masculinos. Solo desde un enfoque feminista que incida en deconstruir dichos privilegios nos posibilitará poner cerco a las violencias machistas y sus consecuencias.

Porque el pacto de Estado mejora la actuación frente a las consecuencias de la violencia pero no va a la raíz, sigue siendo necesario estar en la calle y poner de manifiesto la realidad y las estructuras que sostienen el patriarcado y normalizan su violencia.  Como las creencias religiosas que  han creado la imagen de la mujer sumisa al hombre por la gracia de dios. Y por ello, es  imprescindible que el Estado y sus instituciones se alejen de la influencia de las religiones y su menoscabo de la mujer frente al hombre.

Desde el feminismo seguimos denunciando la dimensión institucional de las violencias contra las mujeres. Cuando hablamos de la pobreza estructural de las familias monoparentales, de las que el 80% están encabezadas por mujeres. Cuando hablamos de que las mujeres trabajan más de 50 días gratis al año por causa de la brecha salarial. Cuando hablamos de que las mujeres que cobran menos de 1000€ duplican a los hombres y el 70% de los contratos a tiempo parcial están ocupados por mujeres. 

Cuando hablamos de que el Gobierno de la nación no ha ratificado el convenio 189 de la OIT para dar protección social al trabajo doméstico, feminizado en casi su totalidad. El patriarcado moderno utiliza la igualdad formal de derechos como una falsa entrada de las mujeres en la ciudadanía, garantizándoles un derecho igual a derechos que han sido configurados en base a prototipos androcéntricos y que no incluyen las necesidades de todas las personas. Tenemos una  igualdad formal construida a espaldas de las violencias que sufren la mujeres.

Por eso este 8 de marzo haremos una huelga feminista, una huelga para reclamar derechos para todas, una huelga que haga visible que sin nosotras se para el mundo. Este 8 de marzo vamos a parar para exigir el fin del patriarcado que nos está matando.

Pero no solo necesitamos feminismo para acabar con la violencia cotidiana. Necesitamos feminismo para acabar con la violencia institucional que se encuentran las mujeres cuando denuncian la violencia que ya se reconoce como delito y que muchas veces es todavía peor: culpabilizadas, puestas en cuestión o tratadas por locas.  Ya sea por falta de sensibilidad o formación de quien las atiende y de quien informa en los medios de comunicación, por falta de recursos de las administraciones que las deben proteger, por pertenecer a una sociedad machista que piensa que ese problema no es de todos sino sólo de ellas o por ser víctimas también de sentencias dictadas por la misoginia de algunos profesionales de la magistratura. Hoy salimos a la calle para denunciar esta violencia y estos procesos de victimización secundaria. Y es que cuantos más factores de discriminación o vulnerabilidad concurren en las víctimas, como edad, diversidad funcional, clase social, enfermedad o procedencia de otro país, mayor desatención y peor trato reciben del sistema.

Hoy queremos poner en valor a todas las personas que han sufrido violencia machista, a las que dan un paso al frente y hacen visible la violencia que padecen, a las que continúan y buscan los mecanismos para fortalecerse, a las redes de apoyo que se crean, a la sororidad, esa capacidad femenina para trabajar juntas y transformar el mundo.

Porque las mujeres  en nuestro día a día nos enfrentamos en el espacio público a múltiples violencias, muchas de ellas invisibilizadas e incluso justificadas. Y solo con más feminismos lograremos menos violencia.

Por eso hoy volvemos a exigir que la noche y la calle también son nuestras. Y que tenemos derecho a cambiar de opinión en cualquier momento a la hora de mantener relaciones sexuales y a que se entienda que cuando decimos no es no.

levantamos la voz para decir que estamos hartas de ser cosificadas y acosadas en las aulas y en el curro,  queremos  ser respetadas y valoradas por nuestra valía como seres humanos en cualquier espacio.

Nos rebelamos contra el uso sexista del lenguaje que asienta las violencias machistas. Renunciamos  a asumir que somos seres hechos para cuidar y criar a los demás y limpiar la mierda de los otros, porque mujer no es sinónimo de madre, exigimos la corresponsabilidad. Nos plantamos frente a la culpabilización social cuando nos saltamos los roles de género. No vamos a permitir que se mercantilice con nuestra capacidad reproductiva.

Nos levantamos y mostramos orgullosas de defendernos de las violencias que sufrimos por ser lesbianas y bisexuales.

Hoy estamos aquí para decir una vez más que cada día somos más fuertes, más feministas, y nos mostramos combativas y unidas frente al patriarcado que violenta nuestra existencia y el hecho de ser diversas y querer ser libres.

Las mujeres estamos rodeadas de violencia pero somos más que supervivientes, hemos aprendido con otras a defendernos y a trabajar para transformar una realidad que no nos permite ser libres. Por eso, este 25 de noviembre volvemos a salir a la calle, convencidas de que juntas podremos construir una sociedad feminista.

Porque solo con más feminismos conseguiremos menos violencias.

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