OperaMía: ‘La difícil sencillez de lo sublime


Por Miguel Ángel Yusta

   Cuando el asombro se hace gozo y la emoción a veces nubla la vista, es que algo importante ocurre en un escenario. Eso justamente ocurrió anoche escuchando y viendo a dos artistas especiales: el tenor Javier Camarena, cuya trayectoria de éxitos y premios es impresionante…

…y galardonado en los Premios Internacionales de Ópera como «Cantante Masculino del Año» en 2021 y el pianista Ángel Rodríguez, en perfecta comunión con el gran tenor.

Auditorio de Zaragoza. Javier Camarena, tenor. Ángel Rodríguez, piano.
Obras de Delibes, Massenet, Donizetti., Verdi, Cilea, Falvo, De Curtis, Cardillo, Pérez Soriano y García Abril.
Lunes 17 de enero de 2022.

    Javier Camarena no necesita presentación y es muy de agradecer su ya frecuente presencia en Zaragoza donde se le quiere y admira como en los mejores teatros de ópera internacionales, cuyos escenarios pisa con autoridad, conquistando a públicos de todo el mundo.

    Muchas veces hemos tenido la fortuna de ver, escuchar y aplaudir al tenor; en la memoria sus Don Pasquale, Puritani, Barbiere, Cenerentola, L’ elisir, Lucia, el difícil Il Pirata, La fille du régiment… y varios recitales

     Ayer era tiempo de intimidad y emoción. Y lo logró absolutamente. El recital fue un dechado de perfección, armonía, refinamiento, pasión y calidad. La voz de Camarena es un tesoro que organiza sabiamente: amplitud, volumen, proyección, timbre, dicción, agudos estratosféricos, limpios, centro amplio y zona baja perfecta, segura. Sus filados estremecedores y los armónicos hacen que su voz, interpretando y sintiendo cada nota, nos transmita esa sensación que solamente ocurre con los grandes. Él, lo es.

    El programa se dividió en dos partes perfectamente diferenciadas: una primera que comenzó con «Prendre le dessin d’un bijou», de Lakmé de Delibes, «Instant charmant…En fermant les yeux» de Manon de Massenet «Spirto gentil» de La favorita de Donizetti, «La mia letizia infondere» de I lombardi, Verdi y el conmovedor «Lamento de Federico» de L’arlesiana de Cilea. Versiones todas que Camarena recrea con primor y exquisitez vocal y que fueron braveadas por un público entregado desde el inicio.

   En esta primera parte Ángel Rodriguez nos ofreció en solitario un bello arreglo de la famosa Habanera, de Carmen. Vibrante, adornado y virtuoso en una versión pianística llena de colorido y fuerza.

    La segunda parte fue la de las emociones y comunión absoluta entre artistas y público. Tres canciones napolitanas sugerentes, sentidas, dos de Falvo y De Curtis y una versión de Core’ngrato absolutamente maravillosa.

    Tras una nueva intervención en solitario de Ángel Rodríguez, con una arreglo espectacular del famoso Intermedio de La boda de Luis Alonso, de G.Jiménez , luminoso y renovado y muy aplaudido, llego el momento más emocionante de la noche, con el recuerdo a Fleta en las palabras del tenor y la interpretación de «El guitarrico» de Pérez Soriano. El Auditorio quedó en suspenso atrapado por el artista, con unos filados interminables y una belleza interpretativa que trajeron al espítitu del gran Fleta al escenario. Sublime.

   Terminó el programa con «Canto porque estoy alegre» del Homenaje a Gayarre del recordado maestro turolense García Abril.

    Bravos, aplausos del público puesto en pie, minutos de gloria y reconocimiento que tras gritos de «Viva México» fueron seguidos de tres propinas y dos de ellas, «Muñequita linda» de María Grever y la gran «Malagueña salerosa» de Ramirez y Galindo interpretadas, no, recreadas magistralmente y braveadas por un público que asistio a un recital lleno de sabiduría lírica, voz, simbiosis perfecta entre pianista e intérprete, técnica, emoción y arte interpretativo: la sublime sencillez de lo difícil. La difícil sencillez de lo sublime.

    Gracias y hasta pronto, Javier Camarena, Ángel Rodríguez, artistas sembradores de belleza y felicidad.

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