Exposición de Cristina Beltrán


Por Antonio Tausiet

     Del 17 de enero al 15 de febrero de 2025 se celebró una exposición de la artista Cristina Beltrán Mayoral en el espacio PAC17 de Zaragoza, un estudio de arquitectura gestionado por Fernando Bayo, recién galardonado como mejor lugar expositivo 2024.

    Cristina Beltrán, que llevaba algunos años sin sacar a la luz su obra y quería mostrar a su público sus últimos trabajos, explica que la colección estuvo compuesta principalmente “de pequeños formatos, más asequibles a nuestra forma de vida actual”.

     Uno de los elementos a tener más en cuenta respecto a la obra expuesta es el reciclaje. En el recorrido por la muestra, la primera obra era la titulada “Diversas y complementarias”, un acrílico sobre papel que luego viajó a la exposición de Artistas por la paz en el Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos Pablo Serrano, siendo donado a la causa y finalmente subastado en el Ateneo Laico Stanbrook.

  A lo largo del espacio expositivo se mostraron también quince cedés enmarcados, pintados con diversas técnicas, colgados en línea sobre los paneles móviles de madera del estudio y sala de exposiciones. En esos mismos paneles verticales se podían ver también dos pequeñas obras de técnica mixta sobre papel a modo de dibujos de cómic.

    La artista no ha dejado de lado la tradición pictórica de los lienzos: expuso su obra de semillas coloreadas, donde, como dice Cristina, “por fin, el color inunda el cuadro”. La obra que veíamos al final del recorrido por las paredes es de tamaño mayor, de técnica mixta con collage y pintura de espigas humanizadas, realizada sobre papel vintage.

  En el centro de la sala y sobre la gran mesa de trabajo estuvieron expuestas sus cajas, elementos artísticos característicos de la trayectoria de Cristina Beltrán. Se trata de piezas escultóricas muy coloridas, de pequeño a mediano tamaño, realizadas con elementos reciclados. La propia autora define estos “objetos encontrados”, cada uno con su personalidad, forma y mundo peculiares, como un ejercicio “entre el divertimento y el surrealismo lírico abstracto”. Utiliza elementos femeninos recuperados de rincones olvidados, que adheridos a sus cajas nos hacen reflexionar sobre el olvido y el tiempo.

   Cristina cuenta que con este trabajo juega y aprende de sus propias experiencias. Los cedés, los dibujos, las pinturas y las cajas que componen esta variada muestra son, para la autora, un modo de desnudarse ante el público, quedándose vacía. “La clave para entender mi obra la tiene cada persona, que puede darle distintos significados”, asegura Cristina, que reflexiona para terminar: “El arte conceptual es más directo y brutalista, también encierra la sutileza, si sabemos verla, en esos pequeños detalles colocados de forma obvia o bien escondidos en los rincones de cada obra”.

    Las fotografías que acompañan a esta reseña hablan por sí mismas, refrendando las reflexiones de la autora, una mujer de gran expresividad humana y artística, siempre teñida de experimentación y compromiso. Su actividad creativa le llevó de su Villar de los Navarros natal a Madrid, Nueva York y Bulgaria, formando desde Zaragoza parte esencial de la vanguardia artística aragonesa.

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