Por José Luis Gamboa
Este cuaderno tiene todas las características de muchos de mis cuadernos de viaje.
En primer lugar el propio cuaderno: un fetiche, una preciosidad. Lo compré en Roma al lado del Panteón.
Pequeñito, fácil de llevar y manejar, tapas y cierre de cuero, buen papel de acuarela, muy viajao… e inacabao.
El último dibujo lo hice en Sitges y no lo acabaré nunca.
La primera hoja es del Castel SantAngelo, la segunda la plaza de España de Roma, en la tercera, una muchacha dibujando; cuarta, Piazza Navona, luego el dibujo de un mosaico, en la sexta el foro desde Campidoglio.
Un salto a Teruel: desde la Virgen de la Carrasca, Blancas, nuevamente Blancas; campos y rastrojos; Bañón, campos de cultivo y Monreal del Campo, con estas van diez; salto a al Mont Blanc y al refugio Vittorio Emmanuele, van doce; vuelta a casa: laguna de Sariñena y de allí a Francia, Saint Malô, Mont Saint Michel, Polders, junto a Saint Michel y de nuevo Mont Saint Michel ¡con niebla¡ Cherbourg sans parapluies, cabo de la Hague, la grand randonnée y el estuario del Loira que hacen veintidós.