OperaMía (Diciembre): “Sangre Latina”


Por Miguel Ángel Yusta.

   Exitazo de Lisette Oropesa y Rubén Fernández Aguirre en La Zarzuela, que hacía meses había agotado las localidades de este día.Teatro de la Zarzuela. 13 diciembre 2021.

     Público en pie en la sala y salida triunfal con aplausos en la calle Jovellanos.

    Muchos buenos amigos y compañeros (Ruth Iniesta, Ermonela Jaho, Michael Fabiano,  triunfadores también en la Bohème del Real…) Gregorio Marañón, críticos, muchos buenos amigos aficionados y Daniel Bianco, feliz.

    «Zarzuela de ida y vuelta» era el título del recital que ha establecido un puente musical entre dos mundos a través de nuestro hermoso género que esperamos sea pronto declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. La zarzuela española cruzó el océano y allí se sitúan autores y obras de gran calado y una muestra de ello nos ha ofrecido esta cantante de larga y exitosa trayectoria en los principales teatros de ópera del mundo y que debutaba en La Zarzuela. La alegría de Barbieri  (Como nací en la calle de la Paloma, de El barberillo de Lavapiés), la profundidad y sentimiento de Falla (Siete canciones populares españolas con esa «Jota» recreada con infinita emoción), el suave lirismo de Joaquín Nin (Cantos populares españoles: Montañesa y la pícara Tonada del Conde Sol), la nostálgica habanera Flor de Yumurí de Jorge Ankermann y el cierre vocal de esta primera parte -que ha comprendido la apasionada lectura al piano de Verano porteño, de Astor Piazolla, por un magnífico Rubén Fernández Aguirre, perfecto toda la jornada- con Pablo Sorozábal y la Tabernera del puerto, a cuya romanza En un país de fábula Lisette ha dado, plena de voz, de bello timbre, amplia proyección y perfecto fraseo, perfecta en todas las zonas, con extraordinarias técnica y actitud escénica, una bella interpretación ovacionada y braveada por un público entregado y feliz.

     La segunda parte, con un cambio de vestuario que ha provocado ovaciones y gritos de «guapa» desde el patio de butacas a los áticos, ha arrancado con la romanza Mulata infeliz, de la obra María de la O de Ernesto Lecuona, de la que Lisette ha transmitido a la perfección su suave melancolía, seguida de la exhibición vocal de los difíciles Cuatro madrigales amatorios, de Joaquín Rodrigo,  tras los que de nuevo ha intervenido en solitario Rubén con una espléndida interpretación de la Suite para piano de Carlos Imaz, sobre temas de «Marina» de Arrieta. Y de nuevo Lisette, sentimiento puro, con la «Bendita Cruz» de Don Gil de Alcalá y la luminosidad y el brío («Tengo en mi alma cubana/la alegría de vivir») de  «Yo soy Cecilia» de la conocida Cecilia Valdés de Gonzalo Roig. El teatro se venía abajo y tres bises, tres, con el remate luminoso, espectacular de El husar de la guardia, de Vives. Público ovacionando en pie,  felicidad completa y triunfo de esta gran soprano nacida en Nueva Orléans de padres cubanos y que hasta ha contado un chiste cubano: sangre latina, arte universal y carrera impresionante (cien actuaciones en el Met, entre otros datos, y nuestro inolvidable recuerdo de sus actuaciones en el Real). El público le gritaba «vuelve pronto» y ojalá que así sea.

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