Por Marshall
Perdiéndome y encontrando caminos podría resumirse esta peculiar etapa en la que aprendí que el término carretera secundaria en Montenegro equivale, más o menos, a camino de cabras en mi realidad cercana.
Intenté evitar la carretera saturada de tráfico que discurre desde Cetinje a Podgorica y lo conseguí, a costa de andar dando vueltas por unas carreterillas mal señalizadas y en las que era difícil hacerse entender con los escasos lugareños que encontré.
A cambio obtuve aire puro, tranquilidad absoluta y unas vistas privilegiadas de la realidad agrícola de un país que estaba empezando la vendimia y recogiendo madera para el duro invierno montenegrino.
La etapa discurrió entre viñedos, olivares y con breves tramos por la carretera principal, que no recomiendo en absoluto porque está llena de camiones y conductores irresponsables. Aclarar que ese movimiento se debe a que conduce a Albania y el Oeste de Grecia también y añadir que carece de arcenes en su mayor parte, pese a su intenso tráfico.
- Lago Skadar visto desde lejos. Pensé que era el mar.
Tras desviarme de la ruta principal empecé un sube-baja de carreteras llenas de gravilla que me llevó por pueblos diminutos hasta varios caminos sin salida, teniendo que desandar en alguna ocasión algún que otro km.
Gracias a un amable viticultor, que me señaló en el mapa la ruta y me dijo por dónde cogerla, llegué a las afueras de Podgorica.
- Podgorica de lejos
Evité conscientemente la capital del país, que todo el mundo señala como un lugar feo e impersonal (las afueras desde luego no eran muy prometedoras) y empecé de inmediato a remontar hacia el Norte, ya con un tráfico más sosegado hasta Danilovgrad, donde visité su escuela de escultura y algunas de las obras que se esparcen alrededor de la tranquila ciudad.
- Danilovgrad
Tierra de ríos, que descienden de las altas montañas del norte del país, terminé remontando y acogiéndome a sagrado, como en tiempos pretéritos, pues dormí en un espacio dispuesto en el Monasterio de Sveti Dimitria.
- Monasterio de Sv Dimitria.
- Buen lugar para dormir
En los países balcánicos en frecuente encontrar las vallas abiertas de los recintos monásticos, donde suele haber agua corriente y, como poco, algún techado donde tumbarse a descansar.
Una gozada hacerlo en este lugar, donde me despertó un agradable amanecer para seguir camino hacia otro monasterio más célebre, sobre todo en Montenegro: Ostrog.
La ruta del día, muy aproximadamente
El blog del autor: http://yosiplauma.blogspot.com/