De Meknès a Volubilis. Decadencia imperial. Reencuentro con Marruecos (II)

Por Marshall

      En el llamado circuito de las ciudades imperiales Meknès (O Mequínez, pero me hace más gracia el nombre francés) puede que sea a la que menos atención se le presta en comparación con las saturadas Fez y Marrakech.

     Por ello es una ciudad mucho más tranquila que las anteriores y más amable para el turista. También más económica.

      Meknès es el sueño imperial de un tirano, Mulay Ismail, que trasladó la capital a esta ciudad y la construyó a su capricho. Aunque tirano y esclavista entre otras lindezas fue un exitoso líder militar y su tumba sigue siendo visitada con una cierta veneración.
Ismail construyó unas instalaciones militares enormes y una ciudad palaciega en la que sentó sus reales y que es lo más visitado de la ciudad, por supuesto, junto con el mausoleo del propio Ismail, que va a pasar buena parte de 2020 en obras. Con el asunto del coronavirus, además, a saber cuando será visitable de nuevo.

 

    Cuando uno llega a la estación se encuentra otra Meknès. Muy afrancesada con sus cafetines y sus pastelerías de estilo europeo. Incluso muchos letreros prescinden del árabe. Esta zona es más cómoda para alojarse pero mucho menos interesante.

     También abundan las tiendas de telefonía y las de moda local. Llamarla hortera es quedarse muy corto.

 

     En invierno la zona turística se vuelve relajada. Todo está como a medio gas y pensado para los propios marroquíes o para la numerosa comunidad migrante desplazada a Francia o España. Como Ismail (no el sultán), natural de la ciudad que me ayudó a buscar una farmacia y que reside en Nimes.
Me explica que la ciudad es bastante tolerante.  Que todo su entorno, gente más o menos joven, está o ha estado en Europa y eso ayuda a la economía local.

     Aclarar que en Marruecos todas las fábricas están concentradas en la costa entre Casablanca. Rabat y Tánger, por lo que la economía de esta parte del país es agrícola y de pequeño comercio y mucha de su prosperidad depende de las remesas de euros de los emigrados.

     El paseo por la ciudad se puede hacer en un día y tranquilamente a pie. Eso sí, queda la posibilidad de hacerlo en calesa para quien se anime.

     Otra ventaja es que, frente a la desvencijada y caótica Fez, por ejemplo, Meknès es bastante ordenada y da una idea de decadencia imperial muy estimulante.

 

      El epicentro de la vida en Meknès está en la plaza Lahdim, similar a la célebre Djema-el-Fnaa de Marrakech, aunque mucho más pequeña y relajada. No es una caza del turista ni los precios son abusivos.

   La plaza está presidida por la enorme puerta de Mansour, que se divisa desde cualquier punto. Y está muy próxima a los jardines de las murallas.

     Es el sitio ideal para echar el rato y un té o cenar. Por mi parte siempre recomiendo no dar dinero a los que exhiben animales como los desdichados macacos del Atlas o serpientes a las que se les suele coser la boca.

 

 

 

Tras la visita a la imperial Meknès cambiamos a otros aires imperiales, nada menos que a Roma, en concreto Volubilis, el yacimiento mejor preservado de Marruecos.

     Hay muchas formas de visitar Volubilis desde Fez o Meknès. Incluso viajes en el día que incluyen algún almuerzo. Optamos por el método más tranquilo, que es tomar un taxi compartido a la pequeña ciudad de Moulay Idriss por 2€ el trayecto. Los taxis se toman en la parada junto al Instituto Francés y salen cuando se llenan.

    Moulay Idriss es una ciudad de peregrinación, pero nada que ver con fanáticos Corán en mano. Es una ciudad tranquila e incluso festiva, pero le dedicaré una entrada aparte.
El alojamiento más aconsejable por su relación calidad-precio es el Diyar Timnay. Hasta hace poco era además prácticamente el único alojamiento al uso.

      Desde Mulay Idriss llegar a Volubilis es un paseo por el campo bastante agradable, aunque en verano es mejor evitar las horas del mediodía. Buena parte de la zona vive del olivo y el pastoreo y cuando estuvimos nosotros estaban en plena recolección de las olivas.

    Volubilis es un yacimiento bastante impresionante, sobre todo porque fue abandonado totalmente hace bastantes siglos, tras la decadencia del Imperio Romano, lo que hizo que se preservaran buena parte de sus mosaicos y de la estructura de sus calles.

 

     Era una urbe acomodada y grande para la época. También tiene explicaciones bastante decentes de las edificaciones y el entorno es muy agradable. En pleno campo, alejado del mundanal ruido y, fuera de temporada, de lo más tranquilo.

 

   Sin duda sus mosaicos son la atracción estrella y dedicarles un buen rato la mejor idea.

     Pero, como de costumbre, mejor ir y verlo. Todo un paseo de las glorias imperiales pasadas a un presente bastante más prosaico.

Las mejores fotos de esta entrada, como siempre, obra de Paloma Marina

El blog del autor: http://yosiplauma.blogspot.com/

Continuará….

Artículos relacionados :