Por José Luís Gamboa
Se oye el laúd y los melismas del cantor. De pronto suena un pandero que seguro que en árabe tiene un nombre más interesante, y se oyen más voces femeninas que cantan acompañan y hacen coro.
Con sabor a dahaba en la boca escribo estas líneas mientras el aire se impregna de olores de las shishas que todos fuman.
Pasan los camareros mil veces y los que venden collares y los que venden carteras, el feo del limpiabotas, el mendigo viejo, la que tatúa con henna, el que lleva las brasas a las shishas, el limpia feo, el que vende asientos, el que vende carteras, el camarero…
Iguácel fuma shisha, dibujo hablao
Después de cenar en el Salajadin sobre el Nilo con vino egipcio.
Al fondo el hotel xx lanza destellos mientras cambia de color del rojo al azul, del amarillo al violeta con aspecto de ulpo o medusa.
Suena el gluglú de la shisha, el pitpit de los carros de la Corniche.
No se oye nada en cubierta, dibujo hablao
Los alemanes están como galápagos tendidos en las tumbonas. El barco avanza, lento pero inexorable.
A estribor, palmeras, a babor el desierto.