Fotografias: Pepe Bordón
Nuestro amigo y gran fotógrafo Pepe Bordón estuvo recientemente de viaje…
en Menorca y de allí nos muestra esta segunda parte de su reportaje sobre “Lithica”, una cantera situadas muy cerca de Ciutatdella de Menorca
Si cerráramos los ojos dispuestos a desaparecer y viajar a un rincón mágico y genuino, escondido en un lugar perdido y alejado, seguramente pensaríamos en Tristán de Acuña, una de las islas más remotas del mund o. Pocos pensaríamos encontrar semejante maravilla en un escenario pedregoso situado en **el sur de Menorca ** : Pedreres de S’Hostal, comúnmente conocidas como Lithica (cuyo nombre proviene del término griego lithos que significa piedra) .
Menorca es una combinación de aguas azules, kilómetros de “pared seca”, campos verdes a lo largo de toda la isla, un paisaje pedregoso y pueblos de piedra blanca. Y esta misma piedra calcárea es la que se ha usado durante años para construir muchas de las casas que se alzan en la isla y que la visten y tiñen de blanco.
Gracias a su porosidad y su dureza variable, el marés (nombre con el que se conoce esta piedra en las Baleares) se deja pulir y tallar con facilidad. Una vez arrancado de las canteras, éste se mantiene blanco; con el paso del tiempo toma un tono dorado y situado junto al mar resulta volverse oscuro.
Pero esta materia prima, como la mayoría de recursos naturales, es finita, y las canteras se han ido agotando dejando paisajes misteriosos ubicados en las entrañas de la Tierra. Hasta que en 1994, un grupo de personas residentes en Menorca constituyeron la Sociedad Cultural Lithica con el objetivo de recuperar y evitar la desaparición de este maravilloso paisaje esculpido en la roca.
Encabezada por la escultora y arquitecta Laetitia Sauleau, esta asociación limpió y rehabilitó la cantera tras un largo período de abandono en el que la naturaleza había re-colonizado el lugar. S’Hostal fue entonces transformado y se convirtió en un marco privilegiado para la realización de actividades culturales. Laetitia cuenta a Traveler.es cómo “los locos de las piedras” llegaron un día a la isla proponiendo un proyecto que dignificara la piedra y todo lo que le rodea. La arquitecta recalca que hoy, años más tarde, éste es el proyecto de muchas personas que han apoyado, colaborado y contribuido a que Lithica sea lo que es hoy.
Además, este año por partida doble, se conmemora el 25 aniversario de la entidad y ésta ha sido también galardonada con el premio European Heritage Awards. Como celebración y reconocimiento al trabajo de todo el equipo, se han instalado un par de obras efímeras : una primera en colaboración con el artista Josep Guinovart y una segunda a favor de la conservación de Punta Nati, uno de los lugares más conocidos de Menorca y parte esencial de su memoria, su patrimonio y su paisaje.
Cuesta pensar que donde una vez se abrió la tierra con las manos y de cuyo núcleo se arrancaron sus bloques, se alce hoy un paisaje tan misterioso e inspirador. Los trencadors, que tallaban a mano, fueron los primeros en generar una obra de arte espontánea, justamente por esa falta de voluntad artística. Posteriormente, las intervenciones sobre el terreno potenciaron su morfología de forma permanente, esta vez sí, con una intención artística.
Lithica con su trabajo nos permite, hoy, viajar al subsuelo de la tierra para observar la dureza del trabajo del hombre, la belleza paisajística y la memoria de la isla en forma naturaleza.
Este espacio de arquitectura en negativo, excavado y hundido por la extracción del marés es hoy un gran jardín, resultado de la interacción del hombre y la naturaleza. Un espacio lúdico y cultural salvado de la desaparición, que ha renacido respetando las pedreras, los jardines y los caminos laberínticos…..
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