La soberanía del pueblo o autogobierno del pueblo, es una tesis falsa, científicamente / Javier Úbeda


Javier Úbeda

 Javier Úbeda Ibáñez y Jorge Cervera Rebullida

       La soberanía es un atributo de la autoridad

     La soberanía no implica de ningún modo la idea de autonomía absoluta, como pretendía Bodin (jurista, humanista y filósofo francés, 1530-1596).

    La soberanía del pueblo o autogobierno del pueblo, es una tesis falsa, científicamente, en sus tres supuestos:

  1. a) el pueblo no puede gobernar: pues el ejercicio del gobierno exige la toma de decisiones que no se pueden hacer multitudinariamente, y tampoco, ejecutarlas, lo que sólo puede hacer quien está preparado especialmente para ello. Ni siquiera en Atenas, donde solían reunirse en la plaza pública 5 o 6 mil ciudadanos para deliberar y aprobar las leyes. Esa cantidad representaba un veinte por ciento del total de ciudadanos, sin contar a las mujeres, y los esclavos, que no eran ciudadanos. De todos modos, esa participación limitada se daba con respecto a una de las funciones clásicas de la autoridad, según Aristóteles —la legislativa—, pero no en las otras dos —ejecutiva y judicial— que estaba en manos de un número menor de funcionarios, generalmente elegidos al azar. Empíricamente, jamás el pueblo ha gobernado en ninguna parte, ni en ninguna época. El pueblo no puede gobernarse a sí mismo; las funciones del poder no admiten el ejercicio multitudinario por parte de todo el pueblo.
  2. b) el pueblo no es soberano: pues la soberanía no es otra cosa que una cualidad del poder estatal. No reside en nadie, es un atributo inherente al Estado. Por lo tanto, no reside en nadie, ni en el gobernante, ni mucho menos en el conjunto del pueblo.
  3. c) el gobierno no representa a todo el pueblo: porque para que un sujeto pueda ser representado, es imprescindible una cierta unidad en el mismo sujeto representado. Se puede representar a un hombre, a una familia, a una institución. Hasta una multitud de hombres puede ser representada, siempre que tengan un interés concreto y común en el que la pluralidad se unifique; por ejemplo, los ahorristas defraudados por un banco. Pero no se puede representar un conglomerado heterogéneo y con intereses distintos y hasta contrapuestos, como es el pueblo. Pueblo es un nombre colectivo que designa a la totalidad de personas que forman la población de un Estado; no es persona moral ni jurídica, luego no es susceptible de representación.

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