
Por R.M.S.
Hay un elemento o ente que a un zaragozano/a de cepa no se le puede tocar y éste es la Virgen del Pilar. Un monumento singular, representativo y visitado en la ciudad del Ebro.
Fotografiado por cualquiera, que hoy en día, lleve un móvil y mis antiguos alumnos me decían que era lo más “in” y que había que fotografiarlo. Les decía que sí, pero que siempre que fuera una foto original y no una postal.
Si al Pilar se le unen Goya y Sergio Abraín tenemos un coctel perfecto: una escultura del genial pintor aragonés por uno de los mejores pintores y escultor contemporáneo, también aragonés. Ese homenaje a Goya tuvo otras esculturas del pintor por otros lugares de la ciudad; pero la de Sergio estaba en el sitio adecuado. Sólo hacía falta tener una cámara e inmortalizar el instante.








