Brasil: Algo huele a podrido en Brasilia


Por Manuel Ventura

    Querido lector. Si todavía no te has cansado de que tu corresponsal en el sur del mundo te cuente la secuencia de desastres que abaten a ese gran pais llamado Brasil, te voy a contar un par de historias  relacionadas entre sí, con el deseo de que, …


Manuel Ventura
Corresponsal del Pollo Urbano en Brasil

…al menos una de ellas, provoque en ti una sonrisa, además de asco. Seguro que también pasan por aquí cosas buenas. Cuando me entere de alguna, os la cuento.

  Sucede que el pasado mes de octubre aconteció algo que me sorprendió no ver reflejado en los periódicos españoles. Seguramente agobiados por asuntos de mucha relevancia, el coronavirus, la deuda pública, el cierre a punta de pistola de la Comunidad de Madrid, los medios de comunicación  no dieron suficiente importancia (a decir verdad no vi ni una pequeña reseña y entro en varios periódicos españoles todos los días) a una noticia relevante, aunque tal vez le cuadre mejor el adjetivo protuberante, como diría un peruano culto al que conocí hace un montón de años.

   Se trataba de que la policía federal de Brasil, haciendo investigaciones sobre un presunto fraude al erario en el uso de dinero destinado a la lucha contra la pandemia, entró en casa de un ciudadano y encontró en sus calzoncillos, entre sus nalgas, literalmente según la nota divulgada por la policía, una cuantiosa cantidad de billetes, en total unos 33.000 reales. Aunque la nota no aclara si estaba dentro o fuera del indivíduo, presumo que al menos una parte importante estaba fuera, habida cuenta de que incluso con los nuevos billetes de 200 reales, el volumen ocupado por los billetes no permitiría otra cosa. De ahí lo de protuberante.

    Informaciones más detalladas señalan que de los 33.000 reales, 15.000 se encontraban concretamente entre sus nalgas. Como inusitada prueba de delicadeza, el juez que lleva el asunto prohibió la divulgación de las imágenes relativas al registro físico del interfecto.

     Lo más chocante es que el ciudadano en cuestión era ni más ni menos que Senador de la República, más concretamente el vicelider (viceportavoz) del Gobierno Bolsonaro en la Cámara, cargo del que dimitió inmediatamente.

    El Presidente, que apenas una semana antes había hecho una solemne declaración de que había decidido que  ya no habría más operaciones de la fiscalía contra la corrupción (la famosa operación Lava Jato) porque, dijo, ya no hay más corrupción, se apresuró a desvincularse del senador, afirmando que no pertenece a su Gobierno. Por cierto, cuando escribo esto la operación Lava Jato ha sido clausurada oficialmente.

   Como las cámaras las carga el diablo, las televisiones y las redes sociales divulgaron imágenes de los dos, el Presidente y el senador, afirmando que eran más que amigos, practicamente, dice el presi, somos “una pareja de hecho”

   Dejando aparte las maliciosas especulaciones, sin duda faltas de toda verosimilitud, sobre la relación de los dos hechos: dinero en el culo y somos una pareja de hecho (el dinero se deja en la mesilla,a dicho alguien) y como sucedería en España en un caso de esta naturaleza, antes de exigir más detalles de la guarrada, las redes se llenaron de divertidos memes. ¿El dinero ya estaba sucio cuando fue colocado allí?. ¿Había el senador invertido en un fondo?. La Policía Federal se va a ver obligada a hacer lavado de dinero. Esa  es mala noticia para quien acostumbra a contar los billetes mojándose el dedo con la lengua. Por ejemplo.

  Las explicaciones del senador no se hicieron esperar. Se despertó asustado com la invasión de su dormitorio por personas desconocidas y lo primero que pensó fue en proteger el dinero, destinado a pagar salarios de algunos empleados, no sea que se quedaran sin cobrar, pobrecicos. No aclara si guardaba el dinero ya debajo de las sábanas, en la mesilla o debajo del colchón, ni si pidió pudorososamente a los policías que se volvieran de espaldas.

     Pero a pesar de lo que estáis pensando, el título de esta crónica (algo huele a podrido en Brasília) no se relaciona con el olor de los billetes encontrados en tan bizarro lugar. Alude más bien a lo que  sucedió a continuación.

    Un juez del Tribunal Supremo decidió suspender al senador durante 90 días y enviar el caso al pleno del Tribunal. Algunas voces se levantaron, cuestionando el derecho del poder judicial a interferir en el legislativo, privando de sus funciones a alguien con mandato popular. La separación, pues, la tendrían que decidir sus pares. Pero a la mayoría de sus pares no les hacía ninguna gracia tener que subir a la tribuna para exponer su opinión sobre donde hay que esconder el dinero y sobre los demás aspectos del caso.

   El asunto lo resolvieron pidiendo al senador que pidiera una licencia voluntaria “para defenderse” Así hizo. Ah! se me olvidaba contaros algo gracioso. Para evitar que mientras dura la licencia del senador su Estado se quede sin una voz en el Senado, debe ser sustituido por su suplente, elegido en la misma lista, que cobrará su salario durante ese periodo. ¿Y quien es el suplente del senador en cuestión? Pues, casualmente, su hijo. Todo queda en casa.

   No he encontrado ninguna nueva información desde entonces en los medios brasileños. Es normal. La cantidad de mierda que pueden aguantar los lectores está saturada por la producida diariamente.Y no me refiero ahora a la lamentable gestión del Gobierno frente a la pandemia. Personas muriendo en Manaos por falta de oxígeno hospitalario, peleas de patio de colegio entre el presidente y el gobernador del Estado de São Paulo acerca de quien se pone las medallas con las vacunas. ¿La tuya es china? Pues yo no la compro. Malditos comunistas. Pues si no me las compras tu, vendo a otros países. Presi, casi todas, hasta la de Oxford, tienen componentes fabricados en China. Y así.

    Quiero referirme, por el contrario, a lo sucedido en el Congreso Nacional a principios de este mes de febrero. Para no hacer larga la historia, había dos candidatos a suceder al presidente de la Cámara. Uno, apoyado por el anterior presidente y por muchos partidos. El otro, apoyado por unos pocos partidos fieles al presidente de la República y por el propio SDLP (Salvador De La Patria). El asunto no es baladí, pues le cabe al presidente del Congreso, por ejemplo, abrir unilateralmente, o no, un proceso de impeachment al Jefe del Estado. Los pronósticos no le eran favorables. Solución sencilla. Tirar de chequera. Los diputados que cambien de lado dispondrán de dinero público para hacer obras en sus feudos electorales. Esas que permiten hacerse fotos, pronunciar los discursos pertinentes de esos benefactores (al menos en la inauguración de la obra, el que venga atrás, que arree) y garantizan la reelección de esos adalides. En total, 3.000 millones de reales, unos 500 millones de euros, que debían estar sobrando después de gastar en sanidad, educación y seguridad, asuntos en los que estamos bien servidos.

    Creo que ya os he contado alguna vez que aquí cada diputado negocia (eufemismo para decir vende) su voto, sin disciplina partidaria. Las fugas de apoyos de diputados que descubrieron las hasta entonces desconocidas virtudes del candidato del presidente gotearon hasta llegar al resultado previsible. El candidato del Messias (si, os lo juro, el presidente se llama Jair MESSIAS Bolsonaro) ganó por goleada, Victoria que fue celebrada con una fiesta multitudinaria en el propio edificio del congreso donde había mucha gente (una mezcla de señores orondos y mujeres jóvenes que no parecían diputadas) y mucho alcohol, pero no se veían mascarillas ni distanciamiento social.

      Al contrario de lo que sucedía en Dinamarca cuando algo olía mal en opinión de Hamlet, está claro qué es lo que huele mal en Brasília.

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