‘Parecido a un asesinato’

Por Carlos Calvo

   La novela homónima en que se basa la película ‘Parecido a un asesinato’ se publicó en 2015 por la editorial Alrevés, una intriga azuloscuracasinegra tan truculenta como inverosímil, la habitual crónica de sucesos del escritor Juan Bolea, gaditano afincado en Zaragoza, siempre en su gusto con los relatos de misteriosos crímenes que implican a abogados, al mundo de la política y así.

    También hay que remontarse diez años atrás para encontrar el último largometraje del cineasta salmantino Antonio Hernández, el extraño y singular thriller tecnológico ‘Matar el tiempo’, responsable ahora de esta adaptación a la gran pantalla, con un guion a cargo de Rafael Calatayud Cano, quien barniza el mediocre original para dar a la historia una mayor enjundia, cambiando el hijo del escritor Nazario (Eduardo Noriega) por una hija, Alicia, encarnada por la debutante Claudia Mora. El cambio de sexo es todo un hallazgo al hacerse mucho más interesante la relación de una adolescente con su padre.

   En este intervalo de tiempo, el autor de ‘Lisboa’ (1999) o ‘En la ciudad sin límites’ (2001), sus dos mejores filmes, se ha encargado de la dirección de series (‘Seis hermanas’, ‘Las chicas del cable’, ‘Traición’, ‘Eva y Nicole’) y ahora hace una película de encargo, acostumbrado, sin embargo, a escribir sus propios libretos en solitario o en colaboración con Avelino Hernández, Pau Vergara y, sobre todo, Enrique Brasó. Estamos ante un thriller psicológico de suspense y terror, de traumas y ansiedades, repleto de giros inesperados, con un fondo social en torno a la obsesión amorosa y a la violencia de género, que se rueda en Valencia y el Pirineo oscense, concretamente en los valles de Tena y de Hecho (en localizaciones como la Selva de Oza o Siresa).

   La trama de ‘Parecido a un asesinato’ está punteada por asuntos como la nueva familia, los traumas pasados, la recomposición de la vida, la relación con un maltratador, el amor y la protección paternofilial, la mirada real y la mirada a través de una cámara. Un triángulo de personajes con sus distantes miradas, en efecto: un padre viudo, exitoso novelista de intrigas; su hija sin madurar, fanática del séptimo arte, que filma con su cámara al cuello todo lo que encuentra, y la pareja del escritor, mucho más joven que él, en su ejercicio de nueva y ninguneada madre.

   La construcción del filme, al contrario que la novela, se apoya en los puntos de vista de cada personaje, que cambian también nuestro punto de vista cada vez que vemos los mismos hechos desde una óptica nueva, como ocurre en la reciente película de Zach Cregger ‘Weapons’. Se intenta, así, sorprender al espectador con la variedad de los puntos de vista, esto es, para que las claves de la trama se oculten y muestren al mismo tiempo, e ir de lo claro a lo oscuro y de lo oscuro a lo claro. Pero todo avanza a trompicones y el resultado es reiterativo, con un interpretación postiza, de frases y situaciones impostadas, pese a la aseada y elegante puesta en escena de Antonio Hernández, un sólido y eficaz cineasta que levanta como puede, con sus cambios de tiempo y de perspectiva, las insuficiencias del original, para ofrecer una entretenida –y poco más- intriga criminal. El mismo Bolea, satisfecho de haberse conocido, rastrea sus huellas y uno no encuentra mucho más que silencio y huecos por los que entra el frío.

   Periodista de ‘El Periódico de Aragón’, el gaditano afincado en Zaragoza no se corta y, para variar, hace un ejercicio de autobombo de su ficción en ese diario para el que escribe. Y parece buscarle la moraleja con desesperación, igual que a una ruptura. Y se arriesga al error, al ridículo, mientras se aleja del abismo. Ya decía Jean-Paul Sartre que “no hay nada más aterrador que la idea de no importar en absoluto”. Porque no todo es un relato, por mucha literatura (mala) que tenga el asunto, por fácil que sea el romanticismo (y siempre es fácil, lo difícil es la contención, la notaría de los hechos, que las cosas sean solo lo que son: cosas). En Juan Bolea, así, vemos de nuevo la decadencia de la civilización occidental, que es un tema recurrente en los periódicos. Termino, pues, con su rimbombante reseña. Tampoco importa demasiado que su texto no esté bien escrito. Pasen, lean y juzguen.

   De mis más de veinte novelas, una de las que más satisfacciones me viene dando es ‘Parecido a un asesinato’. Su reciente adaptación al cine, de la mano del director Antonio Hernández, con Blanca Suárez y Eduardo Noriega como pareja protagonista, está cosechando un gran éxito en España. Proyectada en 200 salas de todo el país, la película ha sido vista en tan sólo 15 días por más de 50.000 espectadores. En los próximos meses será estrenada en varios países, con importante distribución en Argentina y México, entre otros. Las razones de esta excelente acogida por parte del público (con alentadoras críticas, además) son varias. La sabia mano de una dirección sensible y experta se nota en cada plano, gesto, transición…

   Ese gran artesano del cine que es Antonio Hernández ha sabido combinar todos los elementos de que disponía –hablamos de una gran producción- con sentido del ritmo, de la sorpresa, con una originalidad y talento adecuados al ‘thriller’ psicológico que ha tenido el acierto de filmar. En sus manos, la trama de ‘Parecido a un asesinato’ se ha transformado en un enigmático puzzle cuyas piezas se van esbozando ante los ojos del espectador, pero sin que éste pueda fácilmente adivinar el dibujo concreto, con su correspondiente sombreado. El misterio y la tensión se mantienen sin tregua hasta la última escena, en la que la clave de todo cierra esta bóveda de misterios y emociones que es la película. El gran trabajo de los actores invita a destacar la fuerza del argumento, que es el mismo que en la novela, aunque narrado desde otros puntos de vista.

   Estos días muchos me preguntan qué me ha parecido la película y qué siente un escritor cuando llevan su novela al cine. En mi caso, ambas respuestas son muy positivas. Mi primera impresión al ver en la gran pantalla ‘Parecido a un asesinato’, además de una gran satisfacción personal, fue la de una hermosa y asombrosa recreación del texto en imágenes, con una certera depuración de episodios y diálogos a manos del guionista Rafa Calatayud, quien escribió y corrigió el guión en estrecha unión con el propio director (también, destacado guionista). No se la pierdan.

 

   Título original: ‘Parecido a un asesinato’. Año de producción: 2025. Nacionalidad: España y Argentina. Dirección: Antonio Hernández. Guion: Rafael Calatayud Cano. Argumento: novela homónima de Juan Bolea. Fotografía: Guillem Oliver (color). Intérpretes: Blanca Suárez, Eduardo Noriega, Tamar Novas, Claudia Mora, Joaquín Climent, Marián Álvarez, Raúl Prieto. Género: Thriller. Duración: 110 minutos.

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