
Por Andrés Sierra
Hace mucho tiempo, una persona, a lo lejos me saludaba levantando el brazo.
Un saludo no se le niega a nadie, con lo cual yo respondía con el mismo gesto. Así en varios días. Viéndolo como anda y teniendo en cuenta la gente que hay viviendo en el parque Bruil (casi todos negros), y este señor también es negro, hice una conjetura (muy gratuita), sé que algunos de los de sintecho beben alcohol muy seguramente para poder soportar su lamentable situación.
En un momento dado, estando yo fumando en la calle pasó a mi lado y le paré para hablar con él. Es que yo soy muy curioso. ¿Por qué me saluda?, le pregunté. Me dio una respuesta que se me ha quedado grabada, me dijo: “Yo saludaba a una persona, y no me saludaba. Otro día, a la misma persona, yo le saludaba y él a mí no. Dios me dijo, no le saludes más”.
Teniendo en cuenta cómo anda, suponía que era de los de los del parque Bruil, incluso algo bebido, de ahí mi tremenda equivocación.
Al cabo de unos cuantos días tuve la ocasión de hablar con él. Me contó que en su país –Senegal- era médico militar, le enviaron a Mauritania y allí un disparo le fastidió el tobillo, por eso anda raro, solo apoya la parte delantera del pie. También me comentó que llevaba veinte años en Zaragoza. Sabiendo la falta de médicos le iba a proponer algo formidable, pero no fue preciso, Gabriel me dijo que trabaja en el Hospital Militar.
También comprendí lo del saludo, cuando supe donde vive. Yo a él no le conocía de nada, pero él a mí sí. Me dice: abro la ventana y te veo, por lo visto desde hace años. Voy todos los días al bar que está frente a su casa y me tiene muy visto seguramente desde hace años. Con lo cual queda todo aclarado. Me ve en la banqueta al lado de un tonel, bien fumando o meditando.
Un día a un paisano que nos vemos siempre en ese bar, le comento lo de Gabriel y le noté cierta xenofobia que no me gustó nada incluso me dijo que me había engañado, que me lo creo todo. Ciertamente mi paisano cada día me gusta menos.
A quien hace las cosas bien hay que agradecérselo, y en contraposición a quien hace las cosas mal hay que recriminarle.
Obviamente Gabriel las hace bien.








