Por Rafael Gabás
No es Alain Guiraudie un desconocido en el mundo del cine (El desconocido del lago, Rester vertical, Un héroe anónimo), lleva 30 años en la brecha y a lo largo de este tiempo se ha caracterizado…
…por ser inclasificable, algo incómodo, amante de la mezcla de géneros, de la indefinición y siempre alejado de moralinas fáciles o de cualquier maniqueísmo; su cine está repleto de relaciones (sexuales o no) asimétricas y presenta realidades abiertas e inacabadas. También presente está su origen: rural, humilde y campesino (occitania francesa).
Un heterogéneo quinteto lleva el peso de Misericordia: El protagonista vuelve de Toulouse a su pueblo natal (Saucliéres) para el entierro de su ex-jefe (el panadero local) y se aloja en casa de la viuda a pesar del resquemor del hijo de ésta; Un poco después aparece un amigo de la infancia, objeto de deseo y el omnipresente cura.
Misericordia descoloca en muchos momentos al espectador porque funciona de forma diferente al cine tradicional y desafía por momentos el orden cinematográfico establecido, sin romperlo en ningún momento. Veremos al protagonista dulce y violento, a la madre viuda ambivalente, a sus dos ex-amigos que nos provocan sentimientos encontrados y al quinto en discordia, el sacerdote que encarna lo mejor y lo peor, el atavismo de la religión y la innovación… Por mucho que nos esforcemos no vamos a sentir empatía por ninguno de ellos.
En mis películas he tratado de cultivar el misterio. He intentado que los espectadores se hagan preguntas y participen en la historia. Es curiosa la influencia de la religión y de la moral cristiana en una película que tiene mucho de amoral y anticristiana, el pasado pesa y Guiraudie fue educado en el catolicismo (llegó incluso a ser varios años monaguillo) aunque es ateo.
La viuda, el amigo de la infancia y el protagonista son tres personajes que a la vez son sujetos y objetos de deseo, un deseo brumoso donde se mezcla la insatisfacción, la frustración y la duda; hay erotismo y sexo, pero no como nos lo presenta el mainstream, a través de cuerpos perfectos, con seres humanos de cuerpos impecables sino realista y mayoritario, como no suele ser presentado habitualmente. Y ese erotismo Guiraudie lo lleva tan al límite que aparece en la religión más que en los cuerpos, cambia la representación tradicional y maniquea de sexo y deseo que son presentados de una manera radicalmente diferente.
Dicho erotismo y dicho deseo del triángulo formado por protagonista, viuda y amigo tienen implicaciones en todo el quinteto que se completa con el hijo de la viuda y el cura y todos ellos harán que el espectador inquieto carraspee, tenga dudas y se pregunte.
Magnífica resulta la mezcla de géneros, los detalles técnicos (la toma larga inicial sin cortes de edición que nos sumerge en la trama), la proyección del pasado en el presente y su profundización en lo poco que queda de etnográfico y antropológico en nuestras sociedades occidentales (los bosques, las setas, el propio pueblo con su iglesia en el centro). Podemos percibir numerosas influencias: Ozon, Godard, Lanthimos, Pasolini, Bergman, Chabrol y sin duda Buñuel en su amplio tratamiento de la religión y en su abierto final que recuerda a Viridiana.
Misericordia es una de las grandes películas de 2025, con un discurso cinematográfico ambiguo en el mejor sentido de la palabra, impredecible, con un espléndido elenco actoral y una magnífica dirección a partir de un libro del propio director quien viene a decirnos que para entender y disfrutar el film tenemos que sacudirnos los prejuicios.
Título: Miséricorde
Dirección: Alain Guiraudie
Actores: Felix Kysyl, Catherine Frot, Jacques Develay, J. B. Durand, David Ayala
Año: 2024 (estreno en España el 21 de marzo 2025)
Guión: Alain Guiraudie