Munich-Venecia en bici (IV). De los Dolomitas a la Serenísima.


Por Marshall

     Se acabó subir. Y de qué manera.   Desde lo alto del paso de Cimabanche empezaría una bajada de prácticamente 100km, en algunos tramos realmente rápida por una Italia que va cambiando de alpina a mediterránea…

….Un centenar de km que, además atraviesan los Dolomitas, patrimonio de la Unesco.

   Se acabó la Italia que habla alemán, aunque no la que se expresa en lenguas minoritarias como el ladino o el véneto. Es una zona con mucho que ofrecer, pero, por encima de todo, una naturaleza desbordante de lagos y bosques.

   Bajando por una pista de tierra a toda velocidad desde el paso de Cimabanche, cambié de región, dejando atrás el Tirol, a la de Belluno. Y en 15km llegué a Cortina d’Ampezzo, capital turística de los Dolomitas.

    Incrustada entre picos de 3000m se ubica en un entorno impresionante y es, básicamente, un rincón lleno de pijos, tiendas caras y hostelería más cara aún. Pero es un crimen no parar allí y dedicarle una visita.

      Al salir de Cortina me pilló una inoportuna lluvia a la entrada del Valle de Cadore, que coincidió con una zona en que la ruta para bicis se hallaba interrumpida por obras (finalizan en 2019) y hay que circular por carretera.

    Un  rato de incomodidad en que tuve que combinar carretera y el paso por un polígono industrial.

    Cadore es una sucesión de pueblos pequeños que tiene su punto más importante en el lugar de nacimiento de Tiziano, Pieve di Cadore. Lo atravesé con lluvia y con las molestas obras de la carretera, pero la parada en Pieve mereció la pena.

     Un pueblito encantador con estructura renacentista y con una casa-museo en el presunto hogar natal (hay dudas de ello) de Tiziano.

     Desde Pieve de nuevo bajada y salida a la carretera en algunos tramos que coinciden con la vía de pedaleo. Esta zona me resultó un tanto desagradable pues estaba anocheciendo, con llovizna y una carretera en bastante mal estado. No hay más alternativa pues el valle es muy estrecho, así que allí que fui.

       Paré un momento en la techumbre de la Virgen de la Salud, por la que la gente tiene una especial devoción en la zona, y debió obrar el milagro de que parara la lluvia y un amable paisano me indicara un sitio donde dormir. Pasé la noche en un pequeño cobertizo en la entrada de la reserva natural de Val Tovanella, a un par de kilómetros de Ospitale di Cadore.

Cimabanche-Val Tovanella. Aprox 66km

 

    A la mañana siguiente la primera parada fue en Longarone. Un pueblo completamente nuevo que sustituyó al arrasado por la terrible catástrofe de Vajont, en 1963. Un corrimiento de tierras sobre el agua de una presa levantó un tsunami de agua y barro que mató a 2000 personas.

   A las afueras del pueblo hay un cementerio y monumento dedicado a las víctimas. Por cierto, los helados son fuera de serie y me zampé uno a las 10 de la mañana.

     Y un poco más allá, más centrales hidroeléctricas y un curioso paseo el que ofrecen los antiguos pasadizos y vías de servicio de una de ellas ahora preparados para pedalear.

   Si uno se encuentra con pocas ganas se puede tomar el tren en Ponte nelle Alpi, en el desvío que conduce a Belluno o en el mismo Belluno. En todos los regionales se admiten bicis.

    El nombre de Ponte nelle Alpi deja claro que ahí se acaban los Alpes y la bajada se suaviza, junto con el clima.

   Llegué al lago Santa Croce con una mañana espléndida y comprobé, por desgracia, como ha afectado la sequía a la zona este verano.

    El lago está bastante más bajo que de costumbre y parte de los torrentes que lo llenan están secos. En un café me comentaron que las temperaturas habían sido muy altas para la zona y la pesca tirando a mala.

      Me llamó la atención que el número de ciclistas con los que me cruzaba bajó mucho. En todo caso algún animoso haciendo carretera y subiendo puertos. La bajada termina, más o menos, en Sella di Fadalto y quedan poco más de un centenar de kilómetros hasta Venecia.

Ya con sol y con influencia mediterránea llegué a Vittorio Veneto, Vitorio en lengua véneta, una ciudad resultado de la unión de otras dos y que pillé en preparativos de la celebración del final de la Primera Guerra Mundial.

    La estructura es renacentista, con una arteria que atraviesa la ciudad y un entorno en que se han restaurado varias viejas instalaciones industriales como molinos o tejedurías.

Allí me encontré con Patrizia, una animada ciclista con una vitalidad impresionante que me enseñó parte del patrimonio local y me regaló una copia de un diploma ciclista de 1907.

   De Vitorio salen varias carreteras secundarias y caminos y es fácil despistarse, así que hay que elegir bien. 

       Opté por ahorrar una parte de camino por una carretera secundaria, que deja directamente en Conegliano.

     Desde allí es un recorrido por el que combiné carretera con el recorrido señalado, que en muchos casos circula en paralelo a la carretera que llevaba mucho tráfico por la tarde.

    Está claro que se acaba la escasez de población y los pueblecitos de las zonas alpinas. Las poblaciones son más grandes, empiezan a verse polígonos industriales y fábricas y el tráfico es mucho más denso.

    El paisaje es de viñedos. Es la tierra del prosecco, un popular y económico vino espumoso.

     Tras un lío de carreteras, desvíos por obras y un poco de miedo por el tráfico llegué a Treviso en plena noche y lo que estaba marcado como camping resultó ser un simple parking de autocaravanas en el que se me comieron los mosquitos.

Val Tovanella-Treviso. Ruta aprox. 99km

   Por contra la visita a la ciudad, al día siguiente al poco de amanecer, fue una gozada.

    Treviso es una ciudad muy activa, con un centro histórico amurallado y muy bien restaurado en el que ha colaborado bastante la fortuna de la familia Bennetton, originaria de la ciudad. La sede de esta compañía también está en la ciudad.

   Me lo tomé con calma, tenía tiempo. Así pude pasear las zonas de canales, alguna de cuyas norias tradicionales se han aprovechado para producir electricidad.

     También el puente sobre el Sile, muy fotografiado, que cita Dante en la Divina Comedia y disfruté a primera hora de la apertura de los mercados como el de la Isla Pescaria.

     La salida de Treviso fue todo lo contrario a la llegada por carretera.

    A lo largo del río Sile va un carril-bici que cruza por espacios naturales y embarcaderos.

   También atraviesa una reserva natural y un curioso cementerio de barcos.

   Este mismo carril lleva a varias carreteras secundarias que, casi sin darme cuenta, me dejaron a un paso del aeropuerto Marco Polo, a escasos 10km de Venecia. 

   En algunos tramos atajé por la carretera hasta que me perdí un poco y no me quedó otra que llegar a Mestre a revueltas de los coches.

    Y llegar a Mestre en plantarse en una gran ciudad, en un tremendo cruce de carreteras desde el que hay que apañarse como bien puedas para encontrar el carril bici que circula paralelo al puente que conecta con la isla de Venecia. 

    Aún así, preguntando se va a Roma… o a Venecia. Y con la ayuda de unos estudiantes pude llegar tras unas cuantas vueltas a Venecia. Bueno, a piazzale Roma, pues en toda la Serenísima está prohibido circular en bici.

    A revueltas de los miles de turistas llegando, de las empresas de alquiler de coches, de las maletas con ruedas convertidas pesadillas para sus dueños en una ciudad tan peculiar… Terminé mi pequeña ruta de una semana. 

    Aún quedaba por recorrer y seguir con la idea de este blog: siempre un poco más lejos.

Treviso-Venecia. Ruta aprox. 46km

 

De Cimabanche a Venecia y final de ruta. Del 18 al 20 de septiembre
Posibilidad de trenes regionales desde varios puntos con conexión a Venecia.
Camping en Belluno, Conegliano, Lago santa Croce y 10 en el entorno de Venecia.

El blog del autor: http://yosiplauma.blogspot.com/

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