Por R. y Ch.
Fotografías: Ricardo Duerto
¿Qué sucede cuando dos artistas dejan que el azar y la intuición guíen sus pinceles? El resultado es una explosión de creatividad, como la que podemos apreciar en esta exposición.
Charo de la Varga y Roberto Pellejero nos invitan a sumergirnos en un universo visual único creado mediante la clásica técnica surrealista de dibujar por turnos en una hoja doblada que pasa de una a otro sin que se vean más que las líneas finales del dibujo anterior.
El resultado aparece cuando todas las secciones han sido dibujadas. El conjunto de obras así creadas desafían los límites de la percepción y nos transportan a un mundo onírico donde lo real y lo fantástico se entrelazan.
A través de una meticulosa técnica mixta que combina acrílico, acuarela, tinta, lápices de color y pastel al óleo, los artistas dan vida a un bestiario de criaturas híbridas y paisajes surrealistas. La mujer botijo, el niño cangrejo y el gato letrado son solo algunos de los personajes que habitan este universo visual, donde la naturaleza se fusiona con elementos imaginarios y la realidad se distorsiona para dar lugar a composiciones cargadas de simbolismo. Flores, animales, olas y esqueletos se entrelazan en composiciones que desafían nuestra percepción de la realidad.
«La huella de la intuición, la improvisación e incluso la telepatía, son evidentes», confiesan los artistas. Y es que, en cada obra, se percibe la energía creativa que surge de la colaboración y el juego.
Está exposición es un viaje introspectivo que nos invita a explorar los recovecos de nuestro subconsciente. Cada obra es una ventana a un mundo interior, donde los sueños y las fantasías se materializan en formas inesperadas. La técnica del cadáver exquisito, que implica la colaboración espontánea entre los artistas, fomenta la creación de obras abiertas a múltiples interpretaciones, invitando al espectador a participar activamente en la construcción del significado.
