Indonesia: Bali, “no es Indonesia”


Por Marta Notivoli

La pertenencia de Bali a Indonesia es evidente. Indonesia es una república del sur de Asia que se compone de unas 17.000 islas…

…, es el país insular más grande del mundo con una gran superficie y cuyas islas más destacadas son Java, Sumatra, Sulawasi y parte de Borneo y Nueva Guinea. Mas de la mitad de su población está en Java.

    Ceremonias, turismo y sociedad específicas hacen de Bali una excepción.

      Estas características nos hacen pensar lo extraordinario de que todas ellas hayan podido reunirse en un único país. Según voy conociendo más la “Pesona Indonesia” (slogan promocional que significa la maravillosa Indonesia), más extraordinario me parece. Ellos mismos hacen gala de las enormes diferencias culturales de cada una de las islas y la más singular de entre ellas es BALI.

      Bali no es Indonesia, es una frase que puedes oír con frecuencia cuando sales de ella. En primer lugar, la diferencia del resto de Indonesia la religión, con unos datos totalmente opuestos. Si Indonesia tiene más de un 80% de la población musulmana, Bali tiene ese mismo porcentaje de hinduista. Esto moldea la vida de formas muy diferentes. Conocemos la regularidad del rezo, de la alimentación y de la condición social de la población mejor de los países musulmanes por su proximidad y por su éxodo hacia Europa, pero desconocemos como el hinduismo conforma la vida de los balineses.

 

     Las ceremonias religiosas son constantes. Existen ceremonias importantes como Nyepi (la más importante) día del silencio y año nuevo balines. El ruido precede a 2 días de absoluto silencio, donde se paraliza la vida, se interrumpe internet de forma intermitente, no se debe poner música, viajar o trabajar y es tiempo de recogimiento. El ruido atrae a los malos espíritus que después se ven perturbados por el silencio y el vacío, creyendo que no hay nadie se alejan así más tiempo. Al día siguiente será el día del perdón y se piden perdón unos a otros por los agravios cometidos.

Galugan y Kuningan se celebran con 10 días de intervalo entre ambas. En el primero se celebra el triunfo del bien sobre el mal y reciben a sus antepasados, después el día de la purificación, donde todo queda limpio y se despiden de ellos hasta el año próximo. Estas son unas ceremonias en la que se reúnen las familias, aunque vivan alejadas y coinciden con el mes de vacación escolar.

      Otras ceremonias como Pagerwesi (equilibrio y fuerza mental), Sarawati (día del conocimiento) y Tumpek Landep (día de la herencia ancestral, donde adornan dagas y cuchillos heredados y que van ampliando a objetos más actuales como coches, motos, ordenadores…) completan la amplia gama de ceremonias.

 

      He podido vivir las 3 primeras en mi estancia en Bali, y es sorprendente la cantidad de tiempo que dedican a la confección de estandartes, postes hechos con cañas de bambú y hojas secas de palmeras y plátaneros, que bordean las calles y carreteras, así como a la confección de las ofrendas.

     Las ofrendas me producen una extraña curiosidad. He constatado una gran variedad de elementos en ellas. Afortunadamente siempre son hechas con elementos naturales, pues la cantidad de residuos que dejan en las calles y templos es impresionante. Pueden componerse de todo tipo de elementos en pequeñas porciones: trozos de plátano, tortitas de arroz blanco, rosa o amarillo, caramelos, galletas, madalenas, una patata frita, flores de varios colores, hierbas e incienso. Todo queda a la merced de los animales y de la naturaleza. Sin embargo, me pregunto qué ocurre con las grandes ofrendas de otro tipo de ceremonias como pollos o cerdos asados.

      Lo que sí es evidente es que, para ellos, estos rituales religiosos son muy importantes y pueden dedicarles a estos elementos de su vida un gran presupuesto. Hemos visitado casas de una enorme simplicidad, sin muebles, con suelos de tierra y una tela en el suelo para dormir y sin embargo el templo familiar era grande y con gran pompa y lujo.

 

   A estas ceremonias podemos añadir otras como la luna llena, luna nueva, Kajeng Kliwon (purificación cada 15 días), Odalan, (día de cada Templo), Purnama (10ª luna y día de la bendición), Noche de Shiva, homenajes a la naturaleza, a los animales, a las artes y teatro.

    Existen así mismo otras ceremonias familiares como los nacimientos (entierro de la placenta, al caer el cordón umbilical, a los 3 meses para tocar por primera vez el suelo y a los 6 meses con afeitado de cabeza), la pubertad, las bodas y los ritos funerarios. En todas ellas se componen de unos rituales precisos de vestir, de preparación colectiva de alimentos y especias, rezos y ofrendas, con la asistencia y participación de todos los familiares.

    Los ritos funerarios son espectaculares. La mayoría de las familias entierran a sus difuntos el tiempo necesario para la espera de la cremación colectiva organizada por el municipio. Solo las familias más adineradas se permiten cremaciones privadas. Una vez más los preparativos, los adornos, las ofrendas, el baile del bien y del mal y otras muchas ceremonias se suceden durante horas. Una cremación, a la que pude asistir, se realizó en la playa y la tranquilidad en la espera, danzas y música repetitiva como si te llevara al trance y la agrupación de la población, parecen parte ineludible de esta ceremonia.

      Muchas de ellas conservan la tradicional pelea de gallos, prohibidas como juego de apuestas, pero conservadas en algunas ceremonias. Lamentablemente el comercio de gallos de pelea es prolífero y cotidiano. 

 

    En ocasiones vemos a un pequeño grupo familiar realizar su propia ceremonia en el templo de su terreno. Durante el rezo de una duración de unos 20 minutos, se suceden ofrendas al son de la campanita que representan con diferentes colores el poder de la creación, del desarrollo y de la destrucción (ciclo de vida) y que se dejan en el cabello tras bendecir con agua sagrada.

    Toda ceremonia finaliza poniéndose en la frente y a veces en la garganta unos granos de arroz que se fijan fácilmente con agua como símbolo de la protección y la prosperidad.

     Todo esto hace que haya más días al año con ceremonias que sin ellas.

 

      Lo más sorprendente de Bali es la mágica simbiosis entre sus ritos y su vida con la avalancha de turismo a la que se ha visto sometido durante años (muy mermado tras la pandemia) y que ellos mismos favorecen. En realidad, sus costumbres y su vida permanecen completamente impermeables al turismo. La conservan sin ningún tipo de conflicto y la exponen con orgullo y sin reticencias. Este valor ha hecho de Bali un destino turístico sin parangón que en mi humilde opinión no puede ser imitado por el resto de Indonesia y que provoca cierta envidia al resto de Indonesia. Existen muchos destinos de viaje en Indonesia, pero no pueden competir con la organización, la hospitalidad y amabilidad que desarrollan los balineses. Esta vida religiosa y tradicional interfiere poco en la actividad turística. Los balineses son pragmáticos si el turismo trae riqueza, lo compaginan con su vida y asunto terminado.

      Como en todo territorio turístico, se tiene a veces la sensación de que esa amabilidad es interesada, pues tras unas preguntas de su estado, tu nombre y tu origen vienen las propuestas de venta o de servicios. Sin embargo, no es así, siempre realizan ese ritual de hospitalidad en todo tipo de situaciones y no siempre conforma un interés.

     El turismo hace también que una gran población hable un inglés básico que ayuda mucho a comprenderles y a desenvolverse. Lo estudian en los cursos de secundaria junto con el indonesio (con nuestro alfabeto), pues el balinés se habla sobre todo en las familias, pero se aprende a escribir en la escuela y su alfabeto brhami que es de gran belleza. Tanto el indonesio como el balinés tiene una pronunciación muy similar a la nuestra de manera que si aprendes unas pocas expresiones básicas te comprenden fácilmente y valoran mucho tu empatía.

      Otro aspecto diferencial de Bali respecto a Indonesia es la estructura social. Existen castas, pero sin una gran relevancia social en la actualidad. Las diferencias se manifiestan en los nombres y en las formas de pasar a la otra vida. Las cenizas de los ancestros se distribuyen en el aire, en la tierra o en el agua según la casta. Las castas corresponden solo a la población hinduista. La casta superior son los dirigentes religiosos.

      Cuando hablo de los nombres me refiero como se llaman al nacer. La casta más predominante (95%) y más baja al mismo tiempo Sudra se llaman Wayan, Made, Nyoman o Ketut según el lugar que ocupan al nacer del 1º al 4º respectivamente. Si es chico lleva el prefijo “ee” y si es chica “nee” aunque no siempre se utiliza. Cuando hay un 5º hijo se vuelve a empezar añadiendo “pequeño” a Wayan.

    Sin embargo, encuentro similitudes en toda Indonesia en relación con el papel de las mujeres. En Bali tiene un rol importante, y adquieren el nombre según el orden de nacimiento como los hombres, pero no heredan, no beben alcohol, pasan a pertenecer a la familia del marido cuando se casan y tienen unas tareas en la cocina e intendencia familiar importante. Creo que todavía tengo mucho que aprender sobre este rol y espero poder trasmitiros pronto todos mis descubrimientos, pues veo situaciones muy variadas como que los trabajos no estén distribuidos de forma sexista. Comparten trabajos de construcción, de cocina, de restaurantes, de porteadores, de limpieza, de crianza de hijos, aunque sí que son los hombres los que más trabajan fuera de la familia. 

 

      Otro aspecto característico de Bali es la importancia de la “territorialidad” y pertenencia a una comunidad o pequeño pueblo. Dentro de una zona o comarca, como por ejemplo Candidasa donde vivo ahora, existen diferentes pueblos. La entrada en cada uno de ellos es evidente atravesando un pórtico más o menos decorado. Cada comunidad o pueblo tiene sus propias peculiaridades y ceremonias. Vivir en una comunidad, implica cierta obligatoriedad para comercio, compras y contrataciones. Se protegen de forma intensa para que el trabajo se reparta en todos sus miembros y no dominen unas comunidades a otras. Los propios accesos a las playas de los barcos deben hacerse en tu propia comunidad y no en otra, tanto para la pesca como para el trasporte de buceadores, pues es una actividad turística de gran envergadura en el este de Bali.

       Existe una clara organización, tácita, con hombres que gestionan y dirigen estos trabajos de baja cualificación para que todo se vea distribuido: porteadores, venta ambulante, propietarios de barcos de pesca…

   Esto implica que, en cualquier actividad turística, como el buceo, hay que seguir unas estrictas normas como por ejemplo dejar que los porteadores vacíen todos los materiales de buceo y botellas del coche del club, el pago del acceso al aparcamiento o playa y otros pequeños impuestos que van sumando.

     Muchas playas tienen pago de acceso, que, aunque poco relevante (10 o 15 mil rupias unos 80 cm o 1 euro), pagaría con satisfacción si sirviera para mantenerlas limpias o que recogieran las mareas de plástico que en ocasiones llega a ellas. Pero esto no está en su escala de valores a pesar de vivir y amar el mar y todo lo que les aporta. Es difícil navegar por las aguas de Bali y no ver con frecuencia plásticos y basuras. Con la intención de conservar los productos secos y duraderos (galletas, frutos secos, frutas), el uso de los plásticos es excesivo, la mayoría de los envases tienen varios saquitos de plásticos que componen el paquete principal.

 

   Estas basuras plásticas están influyendo notablemente en la vida marina. Tengo que decir que desde mi visita a Bali hace 6 años a la actualidad he podido observar cierta disminución de fauna marina. Hace 6 años descubrí una gran cantidad de especies (peces sapo, peces hoja, peces pipa y fantasma, peces escorpión, …) y veíamos con frecuencia varios ejemplares de cada una de ellas. Seguimos pudiendo observar estas criaturas excepcionales, pero en menor número. Espero de todo corazón, que esta disminución no avance más y que la concienciación en la necesidad de disminuir los plásticos se imponga de forma generalizada.

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