Israel: «Crónica cangrejo» (V)


Por David Wapner

   Nuestro coresponsal en Israel, el artista de la voz y la palabra David Wapner, nos envía la V entrega de su serie de poemas «La crónica cangrejo» donde relata de atrás hacia adelante, una semana que pasó recientemente en España ¡Que los disfrutéis!


David Wapner
Corresponsal del Pollo Urbano en Israel
davidwapner.blogspot.com

 La crónica cangrejo (V)

(Viaje Huesca-Madrid)

 19

 Eh,

cómo estás,

tabla,

cuadro,

espejo cóncavo,

habitación estrecha,

en donde yo me metía,

cuando estabas en libro,

 

¿cómo cabíamos,

dos adultos y yo?

El cura de rodillas,

para no darse de cabeza contra el techo;

el pastor de pie,

obligado a encoger a su oveja,

y yo, invisible para ellos,

del lado del aire de este mundo.

 

Hoy,

en esta sala del Prado,

me pregunto cuál es mi lugar ahora,

¿no será peligrosa la silla?

¿Y si por arrollar con mis ruedas al obispo,

este dejara de espiar a Santa Teresa?

 

Porque la santa está recluida

tal cual como pensaba de niño,

vive recluida en la tabla de al lado:

tablas contiguas,

cuartos de la misma casa,

 

Y estaba claro a qué venía el cura,

y qué papel jugaba el muchacho,

y qué simbolizaba la oveja enana.

 

Pero ahora,

con el retablo frente a mí,

 

y si quiero lo toco,

y si quiero lo toco,

 

me doy cuenta más:

se que falta un cuadro

para completar la escena

 

en la tercera tabla                                                

el obispo y la santa


Robert Campin,  Tríptico Werl (Retablo Werl) Foto: Museo del Prado


20 

 

Cuando el pintor Sánchez Coello         

embutió a las infantas

dentro de dos jaulas gemelas

ocultó con paño grueso

los pájaros con dientes que habitaban

a la altura de sus rodillas

espectáculo que hacia girar la cara

a los miembros de la corte.

Y lo que hubo en la pintura,

más tarde se construyó en serio,

salvo que aquí Clara Eugenia

y Catalina ;Micaela resistieron,

no sólo la intensión de

encarcelarles las piernas sino,

el plan malvado de igualar sus caras

y nivelar su altura:

 

¡En aquellos años,

no existía la cirugía de rostro,

ni siquiera había anestesia,

los pacientes se infectaban,

el dolor alcanzaba alturas tales

que si comparo el que sufre mis pies.

debería ponerme a bailar!

 

Admiro desde la silla que me prestaron,

cómo el pintor llevó a cabo la operación

sin que nadie sufra por ello,

ahorró lágrimas

y cobró su dinero.

 

Pero a Sánchez Coello lo utilizaron para un experimento.

 

Que los reyes se hagan cargo de sus monstruos.

Desfigurar a los hijos es un horror.


Observando el cuadro Infanta Isabel Clara Eugenia y Magdalena Ruiz  de Alonso Sánchez Coello. La foto es de Ana Camusso.

 

 

21

 

Casi soy ese bebé blanco

que se mantiene erguido

gracias a su madre que lo sostiene

y así puede mirar con asombro

el cuadro que le pinta Christo

Soy hijo en este momento

de la silla en la que ruedo

y es mi ángel quien me empuja:

alto, dice Petrus,

el paisaje detrás de la Virgen,

es el mismo que viste

cuando viste Flandes desde arriba,

y se conserva para dar testimonio

de que Bosch, Bruegel, Patinir,

pero antes de todos, yo,

no nos equivocamos:

 

Es así,

esto no es Roma,

y nunca seremos España


Petrus Christus: La Virgen y el Niño (Foto: Museo del Prado)

 

 

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