Dionisio Sánchez entrevista a Alfonso Azcona (III)

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Por Dionisio Sánchez

     Es un placer caminar por Zaragoza acompañado por este amigo e ilustre ciudadano. Los recuerdos de sus rincones acuden presurosos y hay que hacer largas pausas para la discusión ante tanto destrozo urbano habido…¡Cómo ha pasado el tiempo!

    Hablábamos en nuestra entrevista anterior de la importancia que  tuvo teatro leído en la ciudad pero ahora, Alfonso, hemos de concentrarnos en un célebre centenario. Próximos a 1962 ese año se celebraría el cuarto centenario del nacimiento de Lope de Vega y tú  decides levantar un texto del “Fénix de los ingenios y monstruo de la naturaleza” en palabras de Cervantes…¿Por qué?

    Inaugurada mi designación como Director del T. E. U. de Distrito en 1961, con las obras que cité en la entrevista anterior, en el acto del Aula Magna de la Facultad de Derecho, quería presentarme en el escenario con algo valioso artísticamente, que gustara al público. Era el año 1962, cuando descubrí en el suplemento cultural de un periódico, que Félix Lope de Vega Carpio había nacido el 25 de noviembre de 1562, cumpliéndose este año su IV Centenario.  Vino a mi la noticia para inmediatamente tomar la decisión. Pase días enteros en la Biblioteca de la Facultad de Letras hasta que topé, más que descubrí, con una obra del Fénix, titulada “La noche toledana”. La leí de un tirón, luego de haber revisado muchas otras, y supe que ese título o estaba relegado al polvo de libros olvidados, o su estreno se habría efectuado en tiempos muy lejanos. Me divirtió leerla, tenía los componentes temáticos que iban con mi idiosincrasia, amores, enredos, sensualidad, malentendidos, incluso relaciones completadas entre personas del mismo sexo, y versos, sonetos, letrillas, silvas, inefables versos llenos de ripios que el espectador disfruta, la métrica usual, en fin,  inconfundible de Lope de Vega, Había descendido sobre mi persona la mano de Talía, presta a la llamada del azar.

-En el programa de mano que recibía el público había un texto de Joaquín de Entrambasaguas al que parece ser que le dabas  mucha importancia ¿por qué? ¿Quién era el personaje?

     Joaquín de Entrambasaguas, en  su vida  azarosa como la de Lope de Vega, aunque, con el matiz de que en los lances del Excmo. Sr. Entrambasaguas,  predominaron más los profesionales y políticos, que los amatorios, tuvieron en común equívocos, envidias, amores, fobias y filias. Catedrático de Instituto  en 1932 en  Castellón de la  Plana, del Instituto Complutense de Alcalá de Henares, y Catedrático de Universidad en 1934, durante la República, siendo falso que obtuviera la cátedra por méritos políticos  conseguidos en la Guerra Civil. Se difundió que había muerto, y a la misa acudió José María Pemán. Entre 1946 y 1947 ocupó la cátedra de la  “Lengua Española” en la Universidad de Madrid. Tuvo diferencias con la izquierda, y fustigaba al  Opus Dei, que le impidió publicar el sueño de su vida, “Las Obras Completas de Lope de Vega”. Reunió una biblioteca de 25.000 libros, 7.400 folletos y miles de documentos, existentes hoy en la Universidad de Castilla-La Mancha de Ciudad Real. Llamaba a su colección “filmoliteraratura. Activo conferenciante, la celebración del tricentenario de la muerte de Lope de Vega, del que fue principal hacedor en homenajes, estudios y conferencias, conformó su destino de lopista.

     Dionisio, me alegra que me hayas nombrado a  tan eminente personaje, con el que coincidí y conocí en un curso de verano en la Universidad Menendez Pelayo de Santander.  A la hora de montar “La noche toledana”, le escribí una carta, sin saber si él me recordaría, para que  presentase la obra en los programas bellamente diseñados por García Lisón. Nadie mejor que Entrambasaguasl para hacerlo y dar prestigio al trabajo realizado por nosotros. No me falló, y con la humildad de los hombres sabios, faros de la cultura, me respondió con una carta cariñosa, más de amigo  que de maestro, que me gustaría que reprodujeras en tu revista.

-Naturalmente, Alfonso así lo haré con mucho gusto… ¿Me puedes contar, Alfonso, los avatares que acaecieron fechas antes del estreno y las solución que aplicaste?

   En la ciudad de la Virgen del Pilar, del viento del Moncayo, y otros vientos, he sido persona poco buscada para participar en asuntos que la gente considera trascendentes, que pueden ser que si, o pueden ser que no”(ya sabes, canción canaria de “los guanches” en la revista  de Celia Gámez). Avatares, dices, y es una palabra demasiado  suave. Voy a ser breve. Lugar de Ensayo: locales del viejo caserón en Blasón Aragonés, esquina con la plaza de Sas. Duración de los ensayos, mes y medio todos los días de la semana, excepto sábados y domingos ( y siendo próximo el estreno, incluso sábados y domingos), a razón de  tres y media a cuatro horas, a veces más, sin salir de Blasón Aragonés. Afortunadamente había un hermoso bar en la misma planta que ofrecía  buenos bocadillos, y excelente vino, que nos salía a precio de S.E.U., o sea  económico, y que frecuentaban los actores cuando no estaban en escena. Diseño del escenario, creación de Patxi Asirón (q.e.p.d.):  un mesón de dos pisos practicables, dormitorio, escalera , porches, tejados, chimeneas y puertas practicables, cinco o seis puertas, manufactura del escenario por el Sr Alcolea contratado con sueldo, sin contar su factura presentada para comprar cartones, hacer bastidores, herramientas y diferentes clases de pinturas, dirigido por el artífice del decorado; selección de la música para la obra, cuerpo de baile, alquiler de utillería, diseño del vestuario, confeccionado por Pabla, también con sueldo, elección de telas para la confección de los trajes, comprados en “Almacenes El Águila”, días antes cerrar el negocio, caja de maquillaje y artículos para reponer, necesario para el maquillador Sr. Alcón. Compra de zapatos, medias y calcetines, cuando no servían los de diario de cada actor.

    Todo lo anterior te lo expongo para que te hagas una idea de la calaña de la Jefatura  incapaz de valorar el enorme y laborioso trabajo que estábamos desarrollando gratuita y satisfactoriamente, el esfuerzo humano y material invertido, para tirarlo por la borda. Esto  implica incomprensión y carencia de solidaridad  al no asumir el Jefe del S,.E. U. su obligación y compromiso, dimanante del poder del sindicato perteneciente a los universitarios, a cambio de representar un cargo oficial para labrarse el camino futuro de mandatos superiores en dinero y categoría

    Quince días antes de estrenarse la obra, no cuento las entrevistas y discusiones anteriores para no alargar la entrevista, me llama el Jefe del S.E.U., José Antonio Páramo para decirme que la obra no se estrenará la fecha señalada porque no hay dinero para alquilar el teatro. Dije: “¿No hay dinero previsto por el sindicato para cultura? Tiene que haber una partida, lo mismo que para deportes, viajes y celebraciones” Páramo dice:  “No”. Imagínate, Dionisio, ese “no”, dicho con sonrisa estereotipada y ojos impasibles detrás de las gafas del Jefe del S.E.U. “Pero ¿sabes tú el tiempo gastado por los actores del T.E.U., las horas invertidas en los ensayos, el decorado terminándose a marchar forzadas, lo mismo que el ritmo de la aguja de la mujer que cose los trajes y tenerlos terminados a tiempo?”, le dije.. “Comprendo el disgusto que os estáis llevando, pero no se puede representar la obra”, dijo él. “Se hará cuando tengamos dinero. El empresario del teatro me ha dicho  que no nos lo deja fiado, si no está el dinero por delante. Y nosotros no tenemos una perra.”. Ya no contesté al Jefe, ni a los chupones que le rodeaban, preparando sin duda una cena o una subida a esquiar a Candachú. No me importaba ninguno, contemplando la cara de aquella media docena de bobalicones, con las corbatas mal elegidas, que rodeaban la mesa del Jefe.

     A mediodía, en “Los espumosos” de Independencia, donde nos reuníamos todo el grupo, les dí la noticia bomba. Ahorro papel transcribiendo palabras, juramentos, expresiones de todo el elenco…Había que tomar una decisión rápida. La decisión la había tomado en la distancia que separaba la calle San Clemente de los porches del paseo. Me fui a ver a Anadón, el encargado director del Teatro Principal, le pregunté si era verdad lo que me había dicho Páramo, me dijo que sí. Y, sin dejarle respirar, le propuse: que me diera los tacos de las entradas, y que si le vendía la cantidad suficiente equivalente al alquiler que pedía, podría tener  a mi disposición el teatro para una función de gala de noche. Tranquilamente también sonrió, pero de otra forma;  como empresario, me dijo que fuera mañana y me daba el taquillaje completo del teatro.

   Esto es largo, pero necesito explicártelo así, porque las cosas salen a la luz con la verdad tarde o temprano.  Aunque ahora alguno ya habrá desparecido o muerto.

     Propuse mi plan a los actores y todos estuvieron de acuerdo. Estábamos a quince días del estreno proyectado, y nos habían dejado solos, como si los meses dedicados a mayor gloria del T.E.U., y nuestras vidas,  no significasen nada, absolutamente nada. Teníamos que repartirnos entre todos los tacos de entradas y vender la mayor cantidad de entradas hasta conseguir el dinero que pedía el Teatro Principal. Calculamos el número de butacas de patio y las de las plateas y los dos primeros pisos de palcos, para asignarles un precio suficiente que hiciera el monto para pagar el alquiler del teatro. Dimos muchas vueltas porque la cosa se presentaba peliaguda, hasta que se me ocurrió la única forma de vender esas localidades a un precio caro. Presentar el estreno de “La noche toledana” como un evento cultural ciudadano  en sesión de gala, las señoras con traje de noche y los caballeros de etiqueta. Sabía que en una ciudad de provincias y, en aquellos tiempos, la gente bien y la de dinero estaba deseando una excusa  impactante, aunque fuese cultural, para exhibir sus galas, trajes, abrigos y joyas,  mostrase en una exhibición conjunta, dónde todos coincidieran y admirarse en los mutuos espejos. El reparto de tacos de entradas se hizo según petición y posibilidades de quien lo tomaba. Sin ninguna duda, las chicas fueron los ases de la partida. Había que visitar personalmente, en principio, a las autoridades oficiales: Gobernador Civil Gobernador Militar, Jefe de Policía, Presidente de la Diputación, Alcalde; comprometer directamente a los estamentos oficiales por una parte, y a las familias, que había suficientes, destacadas por su abolengo o fortuna.

     Por las mañanas, las actrices se maquillaban, vestían un traje elegante y por parejas se repartían las visitas objeto de su misión. Por fortuna, todas eran guapas y atractivas, y tenían estilo distinguido: conquistaron a sus compradores de entradas, y generalmente , me pedían más tacos  para vender. Los chicos no se quedaron atrás, vendieron en Colegios Mayores, a deportistas profesionales, en sus Facultades, amigos, y familiares. El equipo funcionó tan satisfactoriamente que en diez días teníamos el precio del alquiler del teatro entregado, para sorpresa y regocijo de Anadón, al que todavía no devolvimos entradas para poner en taquilla porque teníamos reservas en espera. Resuelto el problema, redoblamos horas de ensayo con entusiasmo, y no aparecimos por las oficinas del S.E.U. ninguno de la compañía.

    Si amanecía por Blasón Aragonés algún mandado del Jefe, le invitábamos a vinos, sin dejarle entrar al salón donde ensayábamos. En los artísticos programas de mano, estuve tentado de no poner las siglas del S.E.U., pero me contuve. Tampoco quería dar al Jefe del S.E.U. y servidores, localidades gratis, pero al fin me convencieron mis actores, y reservé un palco del tercer piso donde pudieran recrearse Páramo, R. Moreno, y demás cuyos nombres felizmente no recuerdo. A la Regidora de las chicas, Milagros Navarro, a Maite Soriano  y a Pilalo Citoler, les reservé una platea, para que fueran vistas como personas distinguidas por mí.

   Para terminar mi entrevista monólogo, debo dejar constancia fidedigna que, para los estudiantes que no quisieran vestirse de gala, había reservado tres pisos completos para ellos a precios más que asequibles a sus bolsillos.

-Esa solución (la de hacer una función de gala) creo que fue mal interpretada por algunos sectores zaragozanos que te acusaron de elitista…

   Realmente fue una interpretación torticera y mezquina, la que se hizo a costa de la función de gala, porque se dijo miserablemente que un T.E.U., creado para estudiantes, se había utilizado para que Azcona se organizara una función de gala (pija) para su satisfacción… Rumores malsanos de trepas de jeta fea. Dejando sin importancia el hecho crematístico de que le habíamos llenado el teatro, Anadón cumplió con creces, como un caballero, sin dejar de ser empresario del teatro pero que había comprendido nuestro esfuerzo…Sacó las alfombras rojas estampadas en dibujos dorados y azul desde las puertas de entrada hasta e hall, y cubriendo las escalinatas hasta el primer piso. Colocó profusión de bojes recortados en recipientes de metal y madera lustrosos, perfumó con  flores frescas trechos de la antesala, el ambigú y las escaleras. La gente, vestida impecablemente cumplió con el protocolo que se les rogaba, y la noche fue un éxito. Sobre todo, y esto fue el enemigo para algunos, Lope de Vega estrenó de nuevo con éxito prodigioso “La noche toledana”, que durante tres siglos había sido relegada. Los críticos de todos los periódicos locales fueron entusiastas, con palabras de animación y aliento para próximos triunfos, No gusto a quién no tenía que gustar, sectores en la penumbra que  ignorábamos quienes eran, porque nos interesaba más el teatro, la obra que había llegado a un público muy heterogéneo, que disfrutó más cuando se apagaron las arañas y quedaron solo las luces de las candilejas, arriba el telón y los veinte personajes bailando en parejas alrededor de la plaza de Illescas. ¡Ah¡,  y los estudiantes ocuparon alegres los asientos comprados, aplaudieron la obra y a los actores, lo que continuaron haciendo mientras les duró la euforia. No hubo ninguna queja.

-“En el microcosmos de ese pequeño lugar de tránsito como era Toledo en la época, Lope de Vega dibuja en esta obra  el retrato de toda una España dominada por un auténtico apasionamiento vital, luchando con el dilema de abandonarse a una emoción dionisiaca o someterse a un orden moral estricto”. Este análisis de la ambientación del texto original ¿podría servir para el ambiente en la Zaragoza de la época?

    El análisis que me citas en tu pregunta lo encuentro rebuscado y un tanto exagerado. No veo que nadie luche por dominar sus instintos, muy al contrario se entregan a ellos sin remordimientos de conciencia, sin detenerse hasta que consiguen su satisfacción. Fíjate en  Lisena, que toma otra personalidad para conseguir a Florencio , el hombre que aviva sus instintos, y se queda tan tranquila como él cuando los satisface, Lucrecia que no le detiene la moral persiguiendo a Lucindo, cándido palomo encopetado, Gerarda que seduce a quién se le ponga a tiro. Y los únicos que podrían sentir arrepentimiento por haber pasado la noche juntos, tontos de ellos que no saben con quién yacen, o ¿listos?, porque sólo exclaman “¿Vos el alférez?”, “¿Tu, el Capitan?”  Menudas noches las de Toledo, enjundiosas y bien asumidas, sin remordimientos de conciencia

    Y, si me preguntas si tiene algo que ver aquel ambiente, con la Zaragoza de cuando estrené la obra, te diré rotundamente que no. Aquí las reputaciones y apariencias se ponían a buen recaudo, y si alguien  tenía deseos dionisiacos, lo hacía debajo de los catres o camas que había en los guateques. Ya existía presente el ojo del Gran Hermano en la ilustre ciudad.

-¿Te costó mucho adaptar la obra?

Para escándalo de algunos, no la adapté, la monté tal como salió de la estantería, aunque quitándole el polvo de los años. ¡Qué manía con adaptar las obras¡ A los sarcófagos si se les admira, hay que dejarlos como están.

A mí, Alfonso, una de las cosas que más que gustaban cuando estaba preparando una obra, era elegir a los actores, era un desafío a mi intuición…..Tú, ¿cómo los elegías?

   De esto creo que ya hemos hablado. Pero por si me equivoco, digo: que intuyo posibilidades en  quien puede interpretar determinado personaje;  aunque sean remotas, ya me encargaré yo de acercarlas. Que sienta feelling con la persona en cuestión. ¡Ah¡, y antes que eso… que sepa hablar, ¡Por misericordia, hablar inteligiblemente¡, vocalizar, matizar, hechizar.  Si me presentas alguien así, puedo montar Electra, El bello indiferente o La malquerida.

-Las críticas que recibiste  fueron unánimes: “…dirección impecable y bien cuidada; moderna, juvenil y dinámica; compuso un conjunto que no tenía nada que envidiar a una compañía profesional…”. ¿No te entraban ganas de huir de  la “gusanera”? ¿Cómo lo celebraron los directores teatrales de la época?

   Si te hacen buenas críticas, sufren los otros (en este caso “los otros son los muertos”, Amenabar ) y los directores de aquí no sé cómo reaccionarían porque no conocí nadie que dirigiera, De verdad, Dionisio, si me intentaban poner zancadillas, lo presentía, pero mis horizontes y sueños estaban muy lejos, no podían dañarme. Aunque,  claro, si una noche te tiran del pelo, te preguntas  “¿Pero  dónde estoy? Si esto es muy pequeño…. Y te vas con Alicia que te está esperando en el país de las maravillas. De esta pregunta tuya lo que más me ha gustado ha sido lo de “gusanera”. Ya sabes, planta un árbol, a ser posible una magnolia, es el supremo olor, escribe lo que siempre has soñado, quizás sea solo una palabra;  no te dijo lo que falta, el hijo, porque ya lo has hecho, y bien, claro que con la ayuda de Cristina es más fácil…

-A pesar de la fama de  “clasista” de la que te iban  orlando los catetos teatrales agazapados  de la ciudad, imagino que la actuación en la Academia General Militar de Zaragoza sería todo un  puntazo…Cuéntame cómo fue…¿A ti también te asignaron dos tenientes?

   La representación de La noche toledana” en la Academia General Militar de Zaragoza fue un regalo para mí y todos mis compañeros. Actuamos mejor que nunca y supimos que los militares, los cadetes jóvenes en nuestro caso, desde su disciplina castrense, comprendieron mejor nuestro trabajo que mucho intelectuales progres. El Capitán General nos ofreció una cena extraordinaria de caviar, langostas enanas, Chatoubriend rosado, y un enorme Saint Honoré  de postre, todo regado con champán, entonces no se usaba el cava. Además a cada una de las actrices y bailarinas que participaron en la obra, les asignaron dos tenientes para  acompañarlas durante toda la noche.

       No, Dionisio, a mi no me asignaron dos tenientes. Estuve acompañado por el Teniente Coronel Estevan, padre de unas amigas mías.

-Tengo una curiosidad. ¿Realmente podemos decir que el Gran Hormigón  (conocido en el Pollo Urbano por el “pequeño cementón”) debutó de tu mano sujetando un palo?

     Vuestro “pequeño cementón”, me pidió que le diera un papel, aunque fuera sin frase, porque se quedaría enormemente agradecido de haber podido trabajar conmigo. Y le dí el de Alguacil 1º, de los cuatro que salían con chuzo y mantón, de negro. Pero no sé si ese fue su verdadero debut. Ya sabes que de las estrellas nunca conoces dónde han trabajado antes de salir a la luz…..

(Continuará)

 

Acerca de la obra: “La noche toledana” se estrenó en mayo de 1605 para las fiestas que conmemoraban el nacimiento del primer hijo varón de Felipe III, coincidiendo así en la fecha de publicación de “El Quijote”, con el que posee significativos puntos de unión. El eje central de la trama encierra sorprendentes analogías con sucesos biográficos de los propios padres de Lope de Vega, que tanto marcaron su dramaturgia. En “La noche toledana”, Lisena viene persiguiendo a su amado Florencio, quien se enamora en Toledo de una dama de Madrid. Exactamente igual que el padre de Lope abandonó a su esposa e hijos en Valladolid para irse tras una joven madrileña. Como respuesta fue perseguido por la madre de Lope cuyos celos ahuyentaron a su rival y de cuyo reencuentro con su marido nació Lope. Como él mismo escribiese en la célebre “Epístola a Amarilis”: “En fin, por celos soy. ¡Qué nacimiento!” Y deseo y celos constituyen el impulso central de la trama de la comedia. En un plano mucho más culto, “La noche toledana” resulta una inteligentísima crítica paródica a las novelas pastoriles que el dramaturgo conocía tan bien, particularmente la “Diana” de Montemayor. 

Dionisio Sánchez entrevista a Alfonso Azcona (II)
Dionisio Sánchez Entrvista a Alfonso Azcona (I)

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