Crónicas broquelianas: La Gran  Zanja


Por Lucio Lanzán

                Cuando acababa de escribir las últimas Crónicas Broquelianas, en  diciembre del pasado año,  no podía imaginar que a día de hoy, y pasado un mes,  la calle Broqueleros seguiría levantada.

        Acabábamos la crónica de diciembre diciendo que después de estar medio año con las calles del barrio patas arriba hoy nos tocaba a nosotros, hoy,  tres de enero seguimos teniendo una zanja por la cual han pasado unos tubos de plástico que ha mandado colocar Endesa.

        Los operarios son más majos que las pesetas y están haciendo la obra con mucho cuidado y mucha responsabilidad. Comenzaron a picar el cuatro de diciembre, el cinco por la tarde no trabajaron porque fueron a celebrar que tenemos Constitución en España, el día 11 volvieron al tajo y el 12 pararon, ya que el Grupo Soler tiene otra obra en Vía Ibérica y no tenían chapas para poner en el suelo  y poder tapar la zanja. Volvieron el jueves 14, el viernes plegaron pronto y entraron al Broquel a tomarse unas jarras.

 

        El lunes 18 engancharon con normalidad, pero el día 19 tenían comida de empresa. Como al día siguiente estaban jodidos por los excesos de la lifara, sólo trabajaron por la mañana, para más Inri, el día 22 y sin que nos tocase la lotería, se fueron de vermú de empresa, hasta ayer miércoles día 2 de enero que se han puesto manos a la obra.

       La obra en cuestión, se preguntarán a que es debido, pues es debido a que hay que darle suministro eléctrico al edificio nuevo de César Augusto y Endesa ha decidido pasar los cables por debajo de la calle Broqueleros.

       ¿Por qué?

       Por jodernos;  Porque como todo el cableado de Zaragoza va colgado de las fachadas, este tenía que ir soterrado;   Porque a cada nuevo vecino que ha comprado un piso en César Augusto a Wilcox, Wilcox le ha chuleado 3.000 euros sin que ellos lo sepan; Porque los 3000 euros multiplicado por cada vivienda, los debería haber pagado Endesa para hacer la obra; Porque algún iluminado se lo ha permitido, como les permitieron hacer un parquin en una calle peatonal.

     Y ¿Por qué yo sé eso?

    Pues  porque cuando los obreros de la Zanja han tomado tres jarras, cantan por bulerías.

      Aprovechando el agujero en la calle, se nos ocurrió, como en las pelis americanas, hacer una cápsula del tiempo y dentro de cubo de mahonesa metimos la actualidad del barrio para que la próxima vez que abran la calle, será la próxima vez que a la compañía de marras de lo que sea se le ocurra meter la fibra o el cable que sea.

       Me gustaría saber la razón de por qué ya que abres la calle, no la abres y pones un tubo gordo de una vez por todas y metes todo, todo de todos, agua, luz, internet, todo y dejamos de joder a la gente cada 10 años.

       Se me olvidaba un último detalle, la zanja de momento no acaba de cerrarse, porque la fábrica que hace los adoquines ha cerrado y ahora no hay adoquines ya que los que quitaron, casi todos, en perfecto estado, se fueron en un dúmper a revuelta de los escombros.

         Bueno, esperemos que como en el comic de Albert Uderzo, todo tenga un final feliz, los sembradores de cizaña se vayan a la mierda y nos dejen seguir comiendo deliciosos jabalíes como comían Astérix y  Obélix al final del día.

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