Foz de Salinas, prepirineo espectacular


Por Eugenio Mateo

       La ruta que parte de Villalangua, un recóndito rincón al pie de la Sierra de Santo Domingo, para llegar cruzando la Foz de Salinas hasta al pueblo abandonado de Salinas Viejo y aún más allá, hacia la Osqueta, que dibuja su perfil de uve doble, es una de las excursiones más bonitas del Prepirineo aragonés.

      El estrecho de la Foz tiene un atractivo especial en los farallones kársticos donde los buitres tienen sus refugios.

     Es destacable la presencia de agua que gorgotea a lo largo del primer tramo de la senda.

  El rumor acompaña al excursionista predisponiéndole en su aventura por el recorrido hasta Salinas Viejo. El pueblo, cuyos restos se cubren de vegetación invasora y salvaje, fue una salina en el antiguo reyno de Aragón, dependiente de los monjes de San Juan de la Peña.

   Sus pobladores, en los años 50, fueron desalojados en base a unos supuestos corrimientos de tierra y reubicados en un nuevo pueblo junto a la carretera nacional que toma el puerto de Santa Bárbara como camino hacia Pamplona y Jaca. 

     Ver florecer al Cuello de Rey, con una blanco penacho que aparece solamente una vez en su vida es una sorpresa que  nos depara la flora del lugar, entre bosques mixtos de pino rojo, avellanos, serbal, hayas, chopos cabeceros y una colección de arbustos como el boj, pletóricos de agua y vida.

    La ruta puede atacarse desde Villalangua o desde Salinas nuevo, ambos accesos se juntan al pie de la foz, en la que el silencio se rompe con los graznidos de las chovas o los ecos del viento.

     He tenido ocasión de recorrer el itinerario muchas veces, y espero seguir haciéndolo en el futuro. Siempre es distinto. Al final, de regreso, en la Posada de Villalangua, interesante lugar para conocer,  aguarda una acogida afable con un buen vermú y una mejor cocina

El blog del autor: https://eugeniomateo.blogspot.com

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