Trump o la decadencia del modelo político occidental / Manuel Medrano

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Por Manuel Medrano
http://manuelmedrano.wordpress.com

    Nos os equivoquéis, estas líneas que siguen no van a criticar, ni de lejos, el programa electoral, las declaraciones públicas o la campaña de Donald Trump.

    Mi objetivo es analizar por qué ha sido electo Presidente de los Estados Unidos de América, y eso sin piedad, concesión a nadie, buenrrollismo o intención de ser políticamente correcto. Para nada, hermanos.

   Primero, desde casa: la ferocidad unánime de los ataques al candidato Trump por parte de los medios de comunicación y tertulianos periodísticos, radiofónicos y televisivos de toda Europa sonaba a la idiocia, estupidez y merma intelectual profunda más obvia: ¿y qué coño esperas, que eso influya en el votante estadounidense? Porque en el europeo lo mismo iba a dar. Segundo: la actitud agresiva, ridiculizadora y demonizadora de los medios de comunicación estadounidenses hacia Donald Trump. Bien, esos mismos medios auparon, por dos veces, al showman y animal mediático perfecto Obama a la presidencia de los USA, candidato de virtudes propias de un superdotado, pero gobernante que, en ocho años, no ha cumplido su programa, ni siquiera en parte aceptable. La reflexión del votante estadounidense, lógicamente, ha sido: si Obama es tan majo, pero yo llevo ocho años jodido gracias a su incompetencia, voy a cambiar el voto que ya me he cansado de espectáculo, ahora quiero resultados. Tercero: mentiras, mentiras y más mentiras en los medios de comunicación europeos, hasta la saturación, la náusea y el vómito. En ningún momento se nos ha dado, ni aquí ni en USA, información, se nos daba opinión teledirigida, transmitida por empresarios de medios o grandes consorcios económicos a través de sus marionetas, sicarios, o lacayos, versión presentadores, tertulianos o humoristas. Y se nos decían, desde esos altares que son salvaguarda de la democracia, barbaridades como que a Trump le apoyaba la “América Profunda” (es decir, los trataban de “basura blanca”), pero no los negros, los latinoamericanos, o las mujeres. Y yo me pregunto: ¿un agricultor o ganadero del Medio Oeste o del Sur de USA es menos ciudadano que un neoyorquino o un californiano? ¿Qué pasó en Florida, donde muchísimos hispanos votaron a Trump, o si le votan es que ya son reaccionarios y no hispanos? ¿Por qué la mayoría de las mujeres blancas votaron a Trump, si era tan machista? ¿Qué clase de intoxicación alucinatoria hizo que la población negra de clase media, empobrecida tanto como sus compañeros blancos, apostasen por Trump?

   ¿Que Trump no se lleva mal con Putin? Yo tampoco, y creo que su tratamiento del terrorismo islámico es ejemplar. Más os diré: para nuestros medios de comunicación putrefactos, Trump y Putin tienen algo en común que me parece envidiable, que no veo en España, y que me produce asco que se critique aquí con fiereza: ambos, sí los dos, defienden a “los suyos”, a sus ciudadanos, a capa y espada. No como en España, donde me crujen a impuestos y me torean con mis derechos ciudadanos para que organizaciones “benéficas” se forren y tengan a sueldo a personas que nunca han demostrado su valía en proceso de selección o prueba de mérito alguno. ¿Verdad, alcaldesa Colau?

   Estoy de los activistas sociales sin oficio pero con mucho beneficio hasta mis partes sensibles. De los que veo muchos en Podemos, pero también en su versión de parásitos políticos que nunca han trabajado fuera de su Partido-Empresa en el PP, el PSOE y otros sitios. Y no veáis cómo estoy también de esa legión de tertulianos bien pagados que desfilan continuamente por radios y televisiones públicas, algunos referenciados como pertenecientes a medios de comunicación que no existen o son basura propagandística de influencia “cero”. ¡Ya vale!, no quiero tertulianos pagados con dinero público en los medios de comunicación estatales, autonómicos o locales, ¡que compitan en el mercado libre como todo dios! ¿O es que eso, que es lo que defienden para los demás, no va con ellos?

   ¿Y sabéis que os digo? Que si los estadounidenses, pueblo soberano, eligieron democráticamente a Donald Trump, yo lo respeto. Y si Rusia, nación soberana, eligió a Vladimir Putin, yo lo respeto. Y si Gran Bretaña se ha cansado de seguir a Angela Merkel y su deriva asfixiante y ha decidido salir de la Unión Europea, pues no me gusta pero les entiendo y respeto. Y a quienes en España se creen reyes y toreros recordarles que, hoy por hoy, aquí se llega a Jefe del Estado porque, tras un acto reproductivo, el designado por el azar de la biología es educado muy bien pagándolo entre todos (como podría serlo igualmente un hijo de albañil o bracero del campo) y, así, tendrá montones de privilegios y partidarios hasta el final de sus días, y nos representará a todos, queramos o no. ¡Democráticamente!

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