La Profecía / Manuel Medrano

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Por Manuel Medrano
http://manuelmedrano.wordpress.com

     Lo escribí y publiqué aquí el 1 de marzo pasado (véase: https://www.elpollourbano.es/opinion/2016/03/instinto-jurasico-manuel-medrano/) y lo mantengo: ¡a elecciones nuevamente! La situación apenas se ha movido desde entonces, quitando el baile de declaraciones, reuniones, arremetidas de unos contra otros, etc., todo bastante inútil, preelectoral y sin ningún beneficio palpable para los españoles.      ¿Qué sucederá en unos nuevos comicios? Pueden ustedes tragarse horas y horas de debates televisivos y radiofónicos, que yo hace tiempo que prescindo de ellos, pero les haré aquí partícipes de mi valoración. Supongamos que los partidos consiguen un resultado similar al que ahora tienen, cosa muy probable. Las combinaciones para formar gobierno serían, aproximadamente las siguientes:

– Partido Popular + Ciudadanos: Para ello deberían obtener, sumando, mayoría absoluta o rozarla y lograr la abstención de alguien. Ciudadanos conseguiría demostrar a sus promotores que ha cumplido la función para la que fue creado, más allá de que es muy difícil que logre su objetivo máximo: sustituir al PP.

– PP + PSOE: Sería un gobierno más estable que el anterior, por la experiencia de ambos partidos y por sus criterios más susceptibles de aproximarse en muchos aspectos: política europea, macroeconomía, política fiscal, etc.

– PP + PSOE + Ciudadanos: Aquí también saldría muy beneficiado Ciudadanos como formación que habría contribuido a un gran acuerdo, pero sus puntos programáticos en economía son, de hecho, bastante neocon, así que habría fricciones sin duda. Y probablemente sería más conflictivo en esta coalición que los dos primeros socios de gobierno.

– PSOE + Podemos (con IU) + apoyos o abstenciones de pequeños partidos: El PSOE tendría que estar continuamente negociando, en tensión permanente, con el riesgo de que aflorasen excesivamente sus divisiones de criterio internas.

     Y las repercusiones en los partidos, según las opciones que se adoptasen, podrían ser:

– Partido Popular: si gobierna, es previsible que Mariano Rajoy fuera preparando durante los cuatro años de mandato su sucesión, al margen de que decida intervenir más o menos en ella. Sería un proceso sosegado, en el que podrían plantearse muchos cambios orgánicos en la estructura del PP (fórmulas organizativas, de elección de candidatos, adecuación de estatutos, transparencia interna e institucional, etc.), acompañados de los correspondientes en personas y liderazgos. Si no gobierna, el proceso se acelerará, aunque el resultado final del mismo sea muy similar al de la otra opción. No obstante, entre los asuntos pendientes del PP está el de presentar claramente su delimitación ideología y definición de la misma. ¿Cuando en el PP se habla de liberal-conservadores, por ejemplo, se refieren al mismo concepto que en Gran Bretaña o Alemania, o al estilo neocon de Estados Unidos? ¿Tienen cabida en el PP los liberal-progresistas? ¿Va a erradicarse de forma completa todo rastro residual de tardofranquismo existente en prácticas internas y actitudes personales? Y otras preguntas que deberán responderse claramente, sin nervios porque el suelo electoral del PP es muy alto, así como la fidelidad de voto. Pero muestra peligrosa debilidad en el escaso apoyo que obtiene de ciudadanos jóvenes y de mediana edad.

– El PSOE: quizá el partido que más está en la encrucijada. Tiene que valorar si un pacto con el PP le beneficia o, al menos, no le perjudica tanto como para acabar como el PASOK (Movimiento Socialista Panhelénico), convertido hoy en algo residual. Por otro lado, también deberá sopesar las consecuencias de unirse a Podemos, tanto si estos le sobrepasan en diputados como si no es así, pues el resultado puede llevarles, de nuevo, al caso PASOK. O bien si, un pacto de gobierno con el PP o Podemos, se percibe como un acto de patriotismo, de sentido de Estado, de estar dispuesto al sacrificio por el bien de los españoles. Ese es el dilema, grave sin duda. En cuanto a Ciudadanos, la propia formación dice que, ante la convocatoria de nuevas elecciones, da por finalizados sus pactos actuales, mientras que el PSOE los da por “congelados”.

– Ciudadanos: sigue sin estar claro, para los españoles, qué puede representar. Como es habitual, la opinión pública se basa más en lo que ve que en la lectura de programas y análisis de trayectorias. Ciudadanos ha pactado en Andalucía con el PSOE. En la Comunidad de Madrid con el PP. Y el Gobierno de España le gustaría, dice, pactarlo con el PP pero sin Mariano Rajoy (ni su entorno, al parecer). Así las cosas, hasta ahora, no se ha mostrado como un instrumento eficaz de estabilidad, pues la falta de entendimiento de PSOE con Podemos debe más a la actitud de estos últimos que al  acuerdo socialista con Ciudadanos, un pacto impuesto desde dentro del PSOE para bloquear las agresivas aspiraciones podemitas.

– Podemos: sin duda, si se presenta junto con IU a las nuevas elecciones obtendrá subida de votos, aunque no tantos como la suma de los obtenidos el 20-D por ambos aisladamente, y veremos cómo se refleja esto en escaños tras pasar por el Sistema D’Hondt. Es evidente que sus aspiraciones a sobrepasar al PSOE, al menos en votos, pueden cumplirse, o no. Que su única opción de acuerdo de gobierno es con el PSOE más otras fuerzas políticas proporcionando su apoyo o abstención. Pero también que en Podemos existen dos líneas de pensamiento netamente diferenciadas. Si gobierna, esto probablemente irá difuminándose durante el periodo que dure el mandato. Pero si no gobierna, muy posiblemente aflore en toda su exuberancia la diversidad mayor que encierra, que es el futuro modelo ideológico de partido. A saber: o un partido de izquierda incluyendo un peso muy notable de comunistas y anticapitalistas, o un partido progresista que englobe desde el liberal-progresismo hasta la izquierda no comunista. Esta dicotomía no es banal: determinará el futuro de Podemos a medio plazo, ineludiblemente, y quizá sea la causa de “ajustes” entre los dos sectores al confeccionar las nuevas listas para el 26-J.

    No hablaré del resto de formaciones políticas, cuyas peculiaridades hacen los análisis más simples a nivel de sus territorios y más complejos a nivel nacional. En realidad, acabo ya y que la Diosa Fortuna nos inunde con sus dádivas, porque nosotros tenemos aquí un carajal que va a exigir la ayuda de los Cielos para que lleguemos a buen puerto.

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