Hola, Hawking: adios, Dios / Antonio Tausiet

PTausiet1
Por Antonio Tausiet
www.tausiet.com

      El viernes 12 de julio de 2002, Stephen Hawking, doctor en astrofísica y cosmología, pronunció una conferencia en la que expuso su última teoría sobre el origen del mundo.

   La conclusión más explosiva de sus investigaciones: Dios no es necesario.

¿Dios no sirve?
    Ya en el best-seller «Breve Historia del Tiempo», de 1998, Hawking se refería a Dios como un concepto superfluo: la ciencia nos dice que no hubo un momento en el que se creó el Universo, luego no hubo un creador. El Universo no tiene ni principio ni fin.

    En su conferencia, Hawking precisó que la explicación de esta supuesta paradoja viene dada por la Quinta Dimensión: la siguiente, después de las tres dimensiones del espacio y la cuarta, el tiempo. Hace 15.000 millones de años, se produjo una explosión que llamamos Big-bang. Su causa: la Quinta Dimensión.

Chismorreos
    El científico del que hablamos vive pegado a su silla de ruedas a causa de una enfermedad neurológica. La ex mujer de Hawking lo ha definido como «un tirano con el cuerpo de una víctima del Holocausto y las necesidades de un bebé». Seguramente a los millones de creyentes en religiones y demás supercherías alienantes, les agradará una descripción de este calibre para quien está desmoronando a base de razón todo su sistema cosmogónico.

    La madre de Hawking era miembro del Partido Comunista de Inglaterra. Una racionalista convencida, que inculcó en su hijo las bases doctrinales para comprender el mundo con los ojos limpios de maleza cegadora. Otro dato que agradará conocer a los millones de aborregados crónicos que infestan el planeta.

Científicos beatos
   Físicos alienados los ha habido siempre, por otro lado. Es el caso del inventor del láser, Charles Townes, que veía un ordenamiento propio de una inteligencia superior en la Naturaleza. Pobre iluso, que creía poder identificar inteligencias superiores. Seguramente su madre no era comunista.

   Francis Collins es otro ejemplo de tosquedad manifiesta: es el director del Proyecto Genoma en USA, y sostiene que la teoría de la evolución y el concepto de Dios creador no son términos incompatibles. Claro, y el mapa genético lo ha dibujado San Homobono, patrón de los sastres.

   Habría mucho que añadir sobre esta estirpe de pseudocientíficos, puesto que en los últimos veinte años está arreciando una ofensiva ultraconservadora que afecta también a la investigación, pero centrémonos en la demostración de la inexistencia de Dios.

Importancia de Hawking
    Los trabajos de Hawking sobre el origen del Universo, los agujeros negros y la interrelación del espacio y el tiempo lo han llevado a colocarse en la lista de grandes físicos de la historia, tras Galileo Galilei (impulsor del modelo heliocéntrico de Copérnico), Isaac Newton (creador de la teoría gravitacional) y Albert Einstein (gestor de la relatividad).

    Su gran aportación científica fue predecir la emisión de radiación por parte de los agujeros negros. Pero su labor divulgativa supera en influencia social ese logro. Hawking es, por derecho propio, el gran informador sobre el origen y la configuración de nuestro Universo.

Dos teorías
    Lo que verdaderamente trae de cabeza al buen hombre es que haya en estos momentos dos teorías físicas aparentemente irreconciliables por contradictorias: la Relatividad y la Mecánica Cuántica. La primera explica los comportamientos físicos a gran escala, y se rige por las leyes que formuló Einstein desarrollando la de la Gravedad de Newton. La segunda estudia los comportamientos de los elementos subatómicos, y al contrario que la anterior, introduce el -nada sujeto a leyes- elemento «azar» (Principio de Incertidumbre).

    Hawking repite una y otra vez, que el Universo, en algún momento, fue muy pequeño («El universo en una cáscara de nuez», título de su último libro), tanto que las leyes de la Mecánica Cuántica le eran aplicables. Y si lo fueron entonces, ¿por qué no ahora? Y si ahora al Universo se le aplica la teoría de la Relatividad, ¿por qué no a los átomos?

Adiós, Dios
   Y volvemos a la Quinta Dimensión. Si se acaba por definir su funcionamiento y sus leyes, entonces encajará el comportamiento subatómico en una Teoría General de la Física, a partir de la cual se descarte absolutamente la idea de un agente externo. Lo sucedido en el Big-bang estará entonces descrito por una ley general que incluirá la Quinta Dimensión. Es decir, cuando se consiga unificar la Cuántica con la Relatividad, definiendo la nueva dimensión propuesta, acabaremos de una vez por todas con Dios. Que ya es hora.

Artículos relacionados :