Censura perfeccionada / Guillermo Fatás

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Por Guillermo Fatás
Catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza
Asesor editorial del Heraldo de Aragón
(Publicado en Heraldo de Aragón)

   En su novela “La familia Karnowsky”, cuenta Israel Singer cómo se suprimían los contenidos inconvenientes de la Gran Enciclopedia Soviética. Cuando el Kremlin necesitaba purgar el pasado  de realidades molestas, enviaba a los subscriptores las páginas que habían de sustituir a las viejas.

“Junto con las hojas  para reponer , iban un completo instrumental y cuidadosas instrucciones  para cortar la hoja  y sustituirla por la nueva. Se cortaba dejando unos tres milímetros antes del doblez  de la encuadernación y en esa pequeña pestaña se pegaba la nueva. El instrumental estaba compuesto de reglas, plantillas y cuchillas  para cortar a  medida, soportes para no cortar sino la hoja interesada, elementos para centrar la nueva y para encolarla con el pegamento, también suministrado”.

 Donde dije Beria, digo Bering

    Joseph, el personaje que rememora estos hechos, describe el cambio que afectó a la entrada “Beria, Laurenti Pavlovic-“. Desde 1939, Beria  había sido el temible jefe del Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (NKVD), la policía política de Stalin. Muerto este, en circunstancias  oscuras, convino culpar a Beria de todo lo posible. Los jefes del partido (Jruchef, Molotov, Bulganin, Malekov, Zukov) ordenaron en 1935 fusilalo por “actividades criminales  contra el Partido y el Estado”. Como remate, el elogioso artículo sobre Beria fue sustituído por una nueva redacción, ampliada y con fotos, de la voz “Bering, mar de-“.

   Que la cosa funcionase bien se explica porque , además del miedo, la enciclopedia era materia de fe: “Había un sentido total de adhesión y reverencia, como solo se da en una secta religiosa. El partido decía que Beria era un traidor, por lo que debía desaparecer de la memoria y de la Enciclopedia. Lo decía el partido y así era; lo creía, no tenía nada que oponer”.

   La ingente enciclopedia llegó a 65 tomos y se editó hasta 1991. La última versión puede consultarse, por poco dinero, en internet: rubricon.com

 Un caso de desvergüenza

    Viene a cuento el suceso por un libro separatista catalán en el que se usa una censura perfeccionada y más sutil: el corte se aplica no tras la edición, sino antes. No trata esas simplezas risibles que “demuestran ser catalanes  el Quijote, Cervantes o Teresa de Cepeda –el caso de Colón, al contrario, es una hipótesis antigua y plausible-, que sitúan Tartesos  en Tortosa y sustituyen Palos de Moguer como puerto de partida de las naves colombinas por la gerundense Pals. El libro manipula textos de acreditados historiadores  para hacerles decir lo que no dicen. Una censura más refinada que la del Kremlin, pues pasa inadvertida. De este vistoso libro “Catalonia Calling” se editaron diez mil ejemplares. Lo he podido leer por amabilidad de la senadora Rosa Santos, una de sus receptoras institucionales.

    Lo que dicen los editores de la Guerra de Sucesión de España (1700-1714) entre Borbones y Austrias insiste en el falso tópico separatista: “España contra Cataluña”. Más extrañaban ciertas afirmaciones firmadas por especialistas extranjeros y la liebre saltó cuando el portugués Pedro Cardim notificó a colegas de varios países que el objetivo de la obra, una vez que la vio, y el uso torcido de sus palabras  implicaban un uso de la Historia “que repudio y es totalmente contrario a lo que siempre he defendido, como historiador y como ciudadano”. Estaba “estupefacto e indignado” por haber sido “utilizado e instrumentalizado” por esos editores separatistas. Y añadía que un sentimiento parecido habían manifestado  dos más de sus colegas, el escocés Cristopher Storrs  y el austriaco Friedrich Edelmayer.

   Arcadi Espada contó luego que el texto de Edelmayer había sedo recortado de 6.889 palabras a 658 y que el panfleto le asignaba la frase “Las matanzas de 1714 se habrían podido evitar si ingleses y austriacos hubiesen pactado con Luis XIV el futuro de los catalanes”, de la que Edelmayer  no había escrito ni “matanzas” ni “futuro de los catalanes”. Tras leer el original,  puedo afirmar que ni siquiera se insinúa semejante cosa. Como era de suponer, los miles de destinatarios del libro no han recibido las disculpas exigibles por el fraude.

Calidad  y rigor de “de debo”

    Los promotores del libro afirman en el proemio que han trabajado “con calidad y rigor”. Quizá su idea de lo riguroso sea la misma que vienen usando los autores de las famosas balanzas fiscales por flujo monetario (matriz del “Espanya ens roba”) y por los laboriosos zurdidos  de la insólita lista electoral “Junts pel si”, en la que Mas, el aspirante a “president”, figura en el puesto cuatro, su directo rival (y  aliado) Junqueras en el cinco y el candidato número uno obra como si fuera el número uno…basado únicamente en que figura con el número uno. Qué rigor. Entre tanto, se está a la espera de que alguien explique la auténtica situación de Cataluña y sus cuentas.

    Hoy (27-Sep-2015) deciden los catalanes qué clase de “calidad y rigor” prefieren: la de los que más vienen gritando o la “de debó”; o sea, la de verdad. Ojalá que acierten.

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