Amanece que no es poco / Jorge Álvarez

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Por Jorge Álvarez Pieroni

     Sí señores nada mejor que el título de esa joya del cine surgida de la imaginación y el talento de José Luis Cuerda para describir la situación por la que atraviesa la Argentina o lo que queda de ella.

    Es, como la película un muestrario de imágenes que orillan el surrealismo en estado puro, el delirio, el absurdo más increíble.
 
    El gobierno empeñado en negar la realidad oculta las cifras de la pobreza y a los pobres detrás de unas mediciones ridículas y que llevaron a un ministro a afirmar que estamos mejor que Alemania. Esto solo ya es para que Cuerda pudiera emprender una segunda parte de Amanece. Pero es sólo la punta del iceberg.
 
     Le pido, mientras hago catarsis con usted lector, que me acompañe a transitar por el largo camino de la sinrazón. ¿Cuántas versiones de la moneda de USA tiene el país? No menos de 6. Y el gobierno le colocó un corset, de los que usaban las damas en el Renacimiento, lo que le permite mentirnos y mentirse que la moneda argentina está estable con el dólar.
 
     A tal punto puede llegar el delirio que la señora de Kirchner en un discurso se atrevió a decir a su platea que somos la envidia del mundo… Las importaciones, restringidas, nos van transformando día a día en un país bananero ante la inacción de una sociedad anesteciada excepto por la de la provincia de Tucumán.
 
    Tras celebrarse las elecciones, el 23 de agosto pasado, para elegir al gobernador del estado más pequeño del país en medio de un clima de corrupción y fraude pocas veces visto se volcó espontáneamente a las calles para reclamar no por el candidato de la oposición sino reclamando que no le roben su futuro.
 
   Fueron días de marchas en el paseo principal, frente a la sede del Gobierno, que reunieron a casi 50.000 ciudadanos haciendo oír su descontento y pidiendo que se anularan las elecciones. La represión policial fue brutal, salvaje y desmedida contra la gente. Policías montando caballos, es decir equinos armados con palos cabalgando sobre dóciles corceles, descargaron su furia sobre los ciudadanos indefensos.
 
   Y el efecto fue terrible. Más y más gente comenzó a concurrir noche a noche a la plaza reclamando por lo suyo sin saber que su protesta había desatado un efecto dominó contra el fraude en todo el país.
 Irónicamente ese insignificante 3,9% del padrón electoral nacional había hecho sonar la alarma para que el 96,1 restante despertara del letargo y siguiendo el ejemplo de los tucumanos estuviera atento para evitar el fraude en la elección de presidente, a fines de octubre.
 
   Tucumán fue la cuna de la Independencia en 1816 y la tumba de la Democracia en 2015. Entonces permítanme usar una de las frases de Amanece para despedirme: «Me cago en tus muertos… me cago en tus muertos uno a uno… ¿se puede saber qué te he hecho yo para que me des la paliza que me estás dando?!!!»

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