Las primarias de Carlos Pérez / Dionisio Sánchez R.

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Por Dionisio Sánchez R.
Director del Pollo Urbano
elpollo@elpollourbano.net

    Queridos amigos, compañeros y camaradas:

      Puede que muchos lectores estén en la creencia de que las elecciones “primarias” son una novedad de nuestro tiempo. Pero no es así.

    Es un sistema ya centenario que nació –como tantas cosas-, en Estados Unidos de la mano del que fuera en su momento y con 42 años, el más joven de sus presidentes, Theodore Roosevelt, cuando se fue del Partido Republicano y funda en 1912 el Partido Progresista.

    En la escala de funcionamiento de las elecciones primarias hay todo un abanico que va desde las más limitadas (donde solo pueden participar los militantes del partido), y que se llaman habitualmente “cerradas” y las conocidas como “abiertas” que permiten votar también a los simpatizantes.

    Las que nos ocupan fueron cerradas -que son las más usuales-, sucedieron en el partido socialista zaragozano y su objetivo era nominar al candidato a la alcaldía de Zaragoza.

     El asunto tenía su miga porque los precedentes no podían ser más interesantes: el alcalde Belloch, un paracaidista llegado de Madrid tras un gracioso y truculento paso por los ministerios de Justicia e Interior (parodiando sin duda a los policías anarquistas de Chesterton), se atornilla en la ciudad del Ebro y a lomos de un rico e ilustrado funcionario y comerciante comienza aprender en el banquillo de la oposición. El banco tenía tres patas: la partidaria la desempeña el derrotado Emilio Comín que pronto ve otras salidas a su futuro y prefiere sobrevolar Mercazaragoza mientras un astuto Fernando Gimeno, inspector de trabajo, corcho de cien batallas desde la elecciones generales de 1982 y dicen que experto en audición a distancia, ve la oportunidad de su vida y se brinda a ser el profesional que organice las relaciones partidarias, ya que las patas no tienen poder orgánico alguno en el socialismo local. Y así se crea una especie de UTE conocida entre el pollerío como LSC (Loose Stone Club) o, en castellano , Club de los Graveros, dada la afición de uno de ellos a “lavar grava” del Ebro, que tuvo su punto álgido en los jocosos desmanes de la Expo 2008 donde los constructores de la chapuza preferían pagar tres veces más por depositar los escombros que producían en un vertedero del concejal que en las escombreras públicas, siempre pensando, naturalmente, en no manchar las instalaciones municipales.

     Esta empresa está a punto de fallecer en las elecciones del 2011 cuando con 86.395 votos obtiene 10 concejales y el PP logra 15 con 131.350. Pero la izquierda y el nacionalismo cucho la arropa y vuelven a montar en caballo para otros cuatro años. Años menos felices pero, sin duda, con buenos dividendos….

      Mientras tanto, el eterno aspirante, Carlos Pérez, maniobra y viaja, se reúne y llora, porque ve como se va perdiendo, tal cual era su intención, la oportunidad de coger el ayuntamento a mitad de la legislatura para intentar retomar el rumbo socialista y tener una “pole” envidiable de cara a las elecciones del 2015 ¡Quiá! Cuando Rubalcaba está dispuesto a que la empresa desaparezca, fenece políticamente. Pérez se arma de valor y, como siempre, atina en su posicionamiento ante el nuevo secretario general del Psoe. La empresa empieza a soltar amarras y a colocar a sus peones en otras esferas de la sociedad zaragozana ante el posible naufragio “en calma” que esta vez ya van intuyendo.

     Pedro Sánchez, en Madrid, da vía libre a Carlos Pérez y recomienda la jubilación a Belloch. Pero en casa, los viejos pactos con los socialistas de Huesca insuflan una insólita tibieza a Javier Lambán, secretario general de los socialistas aragoneses, y Pérez ha de seguir peleando a contracorriente como si de una maldición bíblica se tratara.

     Apenas vislumbrada la fumata blanca de los primarias, aparece un último intento por varar la nave en forma de torpedo llamado Javier Fernández, un ex delegado del Gobierno que el 6 de octubre del año 2007, durante el masivo pregón de las Fiestas del Pilar, mando cargar a la policía contra los integrantes de un colectivo ecologista que llevaban una pancarta contra la base de la Otan suspendida de unos globos de helio. El proyectil perdió el rumbo con las primeras mareas yéndose a estrellar en la playa del llanto y la pena “de las actitudes caciquistas de la organización” y el bua bua consiguiente “..ellos tienen absolutamente todo y se pueden permitir el lujo de llamar a los militantes uno por uno y, además, lo han hecho” . Observaciones estas que hacen que algunos creamos que no le ha servido de nada a don Javier haber estado tantos años en la delegación del Gobierno para no llegar a enterarse de cómo funciona la fontanería partidaria. Un pardillo, sin duda.

     Y ya solo le queda a Carlos Pérez vigilar con el rabillo del ojo a una espontánea, la economista Ekaterina Nikova, de 46 años, nacionalidad búlgara y residente en España desde 2002 que quiere pisar el albero imaginamos que con escasa fortuna aunque no deja de ser una detalle que pueda poner una guinda “a la búlgara” en la apabullante victoria del de Fuentes de Ebro al que, sin embargo, le queda un tajo ingente para recuperar el voto que con tanto desparpajo náutico y gravero ha dilapidado la empresa de las tres patas. Y la sombra de Rajoy y su anunciada Ley.

     En el pregón de fiestas de este Pilar 14, se abucheó de buena gana al alcalde y al concejal de Cultura. Una buena señal de que su tiempo se ha acabado. Gimeno, que es más listo, no se asomó al balcón. Es posible, pues, que el mariachi comience su deslocalización para suerte de los zaragozanos aunque con los tiempos que corren y los ejemplos a los que estamos asistiendo, ojalá que al día siguiente de su marcha, se inicie un epílogo de esos que dan mucha risa al público y originan grandes titulares en los papeles. En fin. Amigos, compañeros y camaradas ¡A caballo! ¡Yihiiii! ¡Salud!

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