En verano al pueblo


Por Cristina Beltrán

   Una tarde de julio sintiendo la suavidad del aire fresco proporcionada por un ventilador, saboreando un café con mucho hielo en adornada copa de cristal, frente al televisor visionando una buena película sin anuncio y recostada en el sillón abatible…

…, no es el peor ni el mejor momento, pero sí una estupenda disposición ambiental para pensar en vacaciones, descanso y sobre el concepto general de ellos.

    Las vacaciones son un concepto moderno, que no todo el mundo tiene la suerte de disfrutar, pero fuertemente arraigado en el pensamiento imaginario actual.  Si lo anteriormente descrito es sinónimo de descanso y tranquilidad urbana, ahora prueben a pensar en sus pueblos de origen, concretamente en los de Aragón, sin ir más lejos, voy a venderles un paquete vacacional.

   Alquilen una casita de pueblo o de Turismo rural, aprovechen la ocasión que les brindó alguna conocida para compartir su casa unos días, confeccionen una ruta a su medida en coche, bicicleta o autobús para darse una vuelta por esos núcleos rurales comparables en tranquilidad con Groenlandia, Finlandia o las estepas rusas, por sus grandes extensiones de tierras agrestes y agrícolas, despobladas; llenas de atmósfera saludable y luz natural.

   El ambiente les deleitará gozando de gentes normales, como ustedes y yo, monumentos histórico artísticos catalogados, historia próxima a raudales, gastronomía popular sana y fresca, fiestas sencillas y divertidas, conversaciones a la medida de cada una.

   Con este tipo de propuesta veraniega colaboramos en un modelo productivo valioso y en vías de extinción, potenciando sectores económicos sostenibles y apoyamos a enraizar a la gente en el terreno para revertir la situación actual de nuestros pueblos, hacen falta iniciativas así de fáciles también.

   Recuerdo el trabajo de las mujeres en mi pueblo, sin las mujeres los pueblos desaparecen, ellas necesitan infraestructuras mínimas para habitarlos, si ellas no son reconocidas ni tenidas en cuenta los pueblos se vacían. Los gobiernos no han tenido en cuenta a nuestra España rural, al menos no lo suficiente, no sé si ya vamos tarde, pero tendrán que procurar retomar ideas que dinamicen y desarrollen sinergias para el futuro, no todo está perdido.

   Este verano: bañarse en el río, merendar en la pradera, hacer guateque en cualquier rincón tranquilo; preparar la peña para las fiestas, tomar la fresca con las vecinas en la puerta de casa, jugar a la pelota en la plaza, ver cine al aire libre; hacer una excursión dentro del término caminando a lugares casi olvidados, hacer “capazos” en la calle sin ir “arreglada”, comprar en la panadería, pasear a la luz de la luna sin ruidos de coches o terrazas, conversar en las terrazas, bares y piscinas…¡tantas cosas saludables y sencillas pueden hacerse en el pueblo!

   Se puede aprovechar para cultivar amistades y aprender antiguas costumbres, conocer la historia y la cultura de lugares cercanos para poner en valor los cuidados, para centrarnos en lo cercano y descansar de la rutina del trabajo anual desenganchándonos del móvil, escuchando muy profundamente nuestros deseos para tenerlos presentes en la vuelta al trabajo.

   Hay cantidades enormes enseres y aperos olvidados, de trabajos que han evolucionado y de gente luchando para mantener estos entornos vivos, que bien vale la pena vivirlos, entenderlos y apoyarlos. Por cierto, tengan en cuenta que no van a tratar con catetos, cualquier persona que vive en nuestros pueblos hoy puede tener más cultura y perspectiva global mundial que las urbanitas, los medios de transporte, las comunicaciones y la educación sí han llegado al medio rural.

Artículos relacionados :