Por Max Calor

    El pasado domingo 24 de noviembre se celebró en el Molino de Cajíz (Malaga) un concierto titulado «Ofrendas musicales /Historia de una amistad» a cargo de las sopranos Teresa Loring García y Cristina Loring de Anta.

    Al piano interpretó Cornelia Lenzín y cantaron canciones y duetos de Clara y Robert Schumann, Pauline Viardot, Ruperto Chapí y Sebastián Iradier.

   Y como regalo para todos los lectores polleros les dejamos con un breve fragmento de la «Jota de los cascabeles» de Sebastián Iradier (1809-1865),  y cuya letra dice:

Tienes una boca niña

como un capullo cerrado

de buena gana lo abriera

con el soplo de mi labio.

– A la jota de los cascabeles

que más vale un beso

que cinco claveles

A la jota de los caracoles

¡Ay! mírame niña

con esos dos soles.

Yo no sabía querer

prenda de mi coracón

contigo empecé a aprender

y ahora puedo dar lección

A la jota…

Me despido de tu puerta

como el sol de las paredes

que por las tardes se va

y por las mañanas vuelve.

A la jota…

‘El Molino de Cajiz’ (Málaga) https://elmolinodecajiz.com/

El título de la obra es ‘La Jota de los cascabeles’ de

Iradier Salaverri, Sebastián. Lanciego (Álava), 20.I.1809 – Vitoria (Álava), 6.XII.1865. Compositor.

Es uno de los compositores más difundidos por ser autor de la habanera La Paloma. Entre 1825 y 1827 aparece como organista en la parroquia de San Miguel Arcángel de Vitoria, se trasladó a la villa de Salvatierra (Álava), siendo elegido por oposición ante nueve candidatos al cargo de organista de la iglesia parroquial de San Juan Bautista el 5 de junio de 1827. En este tiempo contrajo matrimonio con Brígida Iturburu, con la que tuvo un hijo llamado Pablo. Según algunos biógrafos tuvo problemas sociales en el pueblo, por lo que solicitó permiso para trasladarse a Madrid para cuatro meses en 1833, y, al no dar señales de vida, fue sustituido interinamente por su alumno Antonio Ruiz de Landazábal.

Designado primer maestro de Solfeo para Canto en el Conservatorio de Música de Madrid desde 1839 hasta 1850, en la villa desempeñó diversos cargos, vicedirector de la Academia Filarmónica Matritense, catedrático de Armonía y Composición en el Instituto Español, consiliario del Liceo Artístico y Literario de Madrid, socio de mérito en la clase de maestro compositor, y fue también profesor del colegio Universal de Madrid.

Publicó álbumes con sus canciones con dibujos de Jenaro Pérez Villamil, incluyendo textos de Juan Pérez Campoamor y García Gutiérrez. Pendiente de cobrar honorarios de su cargo de organista pleiteó con el Cabildo de la diócesis entonces vigente de Calahorra (La Rioja), regresó a Salvatierra, y formó parte del jurado para nombrar a su sucesor en el cargo de organista.

En julio de 1840 se trasladó a Madrid y, según referencias, participó junto al barcelonés Baltasar Saldoni (caballero de la Orden de Carlos III), Joaquín Espín y Guillén (crítico y musicólogo), y el cantante granadino Francisco Lleróa “Francisco Salas”, en noviembre de 1844 en el homenaje tributado a Franz Liszt. Se introdujo en la aristocracia de Madrid como profesor de canto, y entre sus alumnas se citan a la duquesa de Villahermosa, la marquesa de Campo Alange, también la de Castellanos, la de Perales y los marqueses de Ayerbe y, en especial por su nobleza de renombre, la condesa María Manuela de Montijo. Frecuentó su amistad con intelectuales, políticos y literarios, escribió música para los bailes de máscaras de la Corte, se tarareaban sus populares canciones impregnadas de valses, e introdujo en los salones el género de habaneras.

La biblioteca de la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria conserva, gracias a una donación de Teodoro Iradier, descendiente en parentesco con el músico, tres álbumes de sus canciones, la mayoría dedicadas a personajes. Vivió un tiempo en París, y la editora Hengel publicó algunas de sus obras, como Hommage a sa Majesté la reine d’Espagne Isabelle II y las tituladas Chansons espagnoles publiées pour chant et piano, avec texte en francais et espagnol Paroles françaises de Tagliafico et P. Bernard. En las portadas de estas publicaciones se indica que son interpretadas por artistas destacados de su tiempo, como Alboni, Carvaillo, Damorean, Demeure, las hermanas Marchisio, Adelina Patti, Carlota Patti, Trebelli y la Viardot. Existe una serie de canciones de Iradier, con veinticinco obras, entre las que se encontraba la música del singular El Arreglito, tema introducido por el compositor francés Georges Bizet para su ópera Carmen.

Publicó, con ilustraciones, en 1840, doce números titulados Colección de canciones nuevas españolas con acompañamiento de piano-forte, que llevan textos de algunos notables literatos de su tiempo, entre ellos José Zorrilla. Trató con el literato Agustín Azcona y también con Tomás Rodríguez Rubí, que fue autor de poesías andaluzas y el archivero de la condesa de Montijo.

Posteriormente, publicó un segundo álbum titulado El tesoro andaluz. Sus obras las ponía a la venta en su comercio de música que regentaba en Madrid en la calle del Príncipe.

Contrajo matrimonio por segunda vez, con Josefa Amayo con la que tuvo una hija, Matilde. En 1850 marchó a París y se relacionó con destacados personajes, bailarinas y compositores, como Rossini, Monroy, Paulina García, Luis Viardot, Ronconi, María Taglioni, Fanny Essler, y las divas de baile, Lola Montes y Carlota Crisi, aunque, quizá, no todas las relaciones tienen credibilidad histórica, por ser su biografía, en ocasiones, oscura por falta de datos. Sus canciones las pusieron de moda madame Viardot y madame Nantier- Didiée. En los salones parisinos se popularizaron especialmente sus canciones, Los Caracoles, La Calesera El Chiclanero. En 1853 la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón II, le nombró como su profesor de canto.

En 1857 Iradier, en compañía de Gottschalk, con Marieta Alboni, preparó un viaje junto a la promesa de canto Adelina Patti hasta Nueva York, luego Boston, Filadelfia, Nueva Orleans, México y finalizar la gira en La Habana. En los conciertos en casas particulares, Iradier interpretaba la guitarra y dirigía la orquesta tocando el piano.

Es rumor generalizado que en Cuba estudió el ritmo de las habaneras y que en este lugar compuso su célebre canción La Paloma, que todavía es una de las más difundidas. Regresó a Europa y marchó a Londres, se introdujo en la sociedad británica gracias a Ronconi, donde gustaron sus temas andaluces y habaneras, viajó a París, nuevamente, debido a la actualidad de sus canciones, publicó veinticinco números, entre ellos El Arreglito, gracias a la casa Rolandi en Londres, la de Schonenberger de París y su almacén de Madrid, son tres series de canciones, la primera de ocho números, titulada Prémière collection de chansons espagnoles avec accompagnement de piano par le chevalier Iradier, profeseur du Conservatoire royale de Madrid, la segunda de seis, titulada L’écho d’Espagne deuxième collection de chansons espagnoles avec paroles espagnoles et italiennes, que fueron interpretadas por Bosio, Pauline Viardot y Didier, en los principales salones de París y Londres, con textos en italiano y francés.

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