El capricho


Por  Pilar Gutiérrez Chamorro.

Te amaré.

En silencio y sonriendo.

Te amaré en la burbuja de pasión

que construimos juntos.

Te amaré sin proyecto,

sin promesas,

sin esperanza.

Queda todo por resolver

pero nada se hará.

Siempre existirá la conexión

en la mirada,

la sonrisa còmplice y compartida.

Y no habrá palabras,

no, entorpecen.

Alcé el vuelo una vez más

y ya nada me detendrá.

Mis alas son fuertes y vaporosas

a un tiempo.

Son grandes, más que yo.

Una pequeña figura de mujer

cuya fuerza vencerá a los vientos del Norte

y a sus frías embestidas.

Porque la Poesía es ligera,

moldeable y se adapta en vuelo rasante

desafiando las leyes de los hombres.

Dejo atrás mis cuarteles de invierno,

las adormecidas noches y las caricias

que no me tocaron el alma.

La Belleza es mi meta.

Porque la Belleza es Bondad,

es Verdad,

es la ausencia de gravedad.

He de aprender,

he de regresar al pupitre

para que me enseñen dónde hay más puertas

hacia la luz.

Maestra ya, de nada ni de nadie.

Si un día tus ojos pueden mirarme

con ternura

y se te escapa una palabra hermosa

mientras me miras,

aunque esté al fondo de la sala,

te la devolveré envuelta en el papel

en el que se escriben los sueños.

Siempre habrá una multitud

entre tú y yo.

Y también un hilo invisible

que no demorará ni tus proyectos

ni los míos.

Volaremos en cielos distintos,

jamás nos cruzaremos en pleno vuelo.

Hay un no tiempo que ni es pasado

ni es presente.

En ese no tiempo estaremos

tú y yo.

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