Editorial


Fin de curso

Con este Pollo 218 Extra Verano, cerramos el curso pollero 2021 / 2022 y, como todos los años, ahora llegan los momentos de  meterle mano a la estructura de la página para perfeccionarla, engrasarla y solucionar los pequeños problemas que,  a lo largo del curso, se han detectado. Pero, en general, podemos decir que ha sido un buen año: hemos aumentado en el 15% nuestra “presencia” como medio de comunicación, llegado al tope convencional de seguidores en Facebook y aumentado significativamente el número de suscriptores. Se han incorporado nuevas firmas y se ha ampliado la nómina de corresponsales. El camino, de momento, está despejado aunque seguimos trabajando en nuevas aplicaciones que hagan que los lectores se sientan cada vez más a gusto con nuestros contenidos.


La soberbia soberanista

 La Primavera se nos ha echado encima manteniendo en pleno fragor la masacre ucraniana para la que no hay flores sino más bombas y destrucción.

    En nuestra tierra, los primos catalanes haciendo justo alarde de su insolidario soberanismo nos niegan la alícuota parte de los posibles juegos de Invierno 2030 que se iban a celebrar en los valles del norte de nuestras regiones  y es probable que, con esta actitud de soberbia, la candidatura se vaya por el desagüe pirenáico.


Vivir en la paradoja

La izquierda radical aragonesa ha entrado en la paradoja con la invasión de Ucrania por parte de sus referentes en la Rusia soviética.

    Es muy difícil entender como siguen cobrando de las instituciones aragonesas sin haber manifestado su condena a la agresión que sufre el pueblo ucraniano. Un hombre (mujer u hombra) con principios, y más si ocupa un cargo público, lo menos que puede hacer es renunciar a su nómina y destinarla a paliar el zancocho en que han metido a inocentes ciudadanos de aquel lejano país la gran potencia de sus amores.


Feliç any 2022

   Y como quien no quiere la cosa, vamos a encarar  un nuevo año que se presenta con múltiples incógnitas que habremos de sortear  -esperemos- con la mayor de las fortunas ya que no es en vano que la Virgen del Pilar sea la capitana de la tropa aragonesa.  Porque si  hemos de esperar que el club político que nos gobierna atienda con mano firme el timón para que la frágil nave ciudadana atraviese los temporales que se divisan en el horizonte próximo, casi mejor que busquemos chaleco salvavidas y nos arrojemos cerca de alguna patera para garantizarnos la llegada a tierra firme y aprovechar la travesía para aprender catalán, porque las cosas se están poniendo de Circo de los Hermanos Tonetti.


Ojo con perder la oportunidad renovable

   Efectivamente se ha impuesto en nuestra sociedad, y sobre todo entre la progresía militante, la cultura del “no”. Y menos mal que estamos bajo un gobierno socialista (además de sus alucinantes socios) Porque si mandara en España un gobierno conservador, las calles estarían rellenas de paseantes pancarterors  con la anuencia, eso sí y como siempre,  de los apesebrados sindicatos.

  Dios, en su bendita bondad y, sin duda, con la sempiterna intercesión  de la Virgen del Pilar, ha colocado a Aragón en un entorno privilegiado para el florecimiento espectacular de este tipo de energías y sus evidentes reflujos económicos.


El paraíso de los catetos

    Si durante el año la ciudad se va caracterizando día a día, por una mediocridad aplastante en materia cultural parece que los integrantes del cado de la Calle Torrenueva  25 y adyacentes, esperan la llegada del  Pilar para sacar a la calle lo más cateto que han ido cociendo durante el año  y,  lo que es peor, con la pretensión de que están poniendo a la ciudad y a las fechas en el mismísimo centro de España, Aragón y Rioja como una ciudad  capaz de aplacar la sed cultural de los viajeros que, desgraciadamente nos visitan, casi únicamente,  bajo el magnético polo pilarístico.


Misión cumplida

    Hemos llegado al verano del 2021 con este número Extraodinario atravesando la “pandemia” en nuestra nave pollera  sin tener que apuntar en su cuaderno de bitácora la desaparición de ninguno de sus marineros. Es pues, motivo de satisfacción en toda nuestra dispersa redacción haber  llegado al puerto del verano con los motores renqueantes  pero dispuestos a iniciar una nueva travesía  tras efectuar  los necesarios retoques en la nave.

  Y hemos superado todas las expectativas que nos habíamos propuesto  en cuanto a lectores y difusión de la revista


Esto no es una becerrada

  Esto no es una becerrada

Las elecciones en la Comunidad de Madrid han puesto en el candelero la existencia de una violencia que-de momento y por suerte- no parece existir en otras comunidades de España. Al menos en la nuestra, las palabras siguen valiendo sin necesidad de gritarlas o liarnos a hostias por un “quítame allá esa ideología que mantiene cada cual”. En Aragón, salvo excepciones políticas que disfrutan mimetizándose con sus modelos matritenses, mantenemos la violencia en el armario para emplearla cuando realmente ha sido necesario.

   Y lo cierto es que nunca hemos sido mancos. Lo ridículo es que a un concejal que se mete casi diez millones al año  de las antiguas pesetas  se le permita tirarse el moco del insulto a sus compañeros de corporación estando tan fácil acudir a la cola del paro a hacer proselitismo o, simplemente, hacerle pagar de su nómina los múltiples errores cometidos durante su nefasta gestión en la corporación anterior. Lo del concejal  Cubero, no tiene ni medio pase en una becerrada de pueblo. ¡Tira a cascala, chaval!


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