¡Quédate, Jeromín, quédate!

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    Desde El Pollo Urbano queremos romper una lanza por el concejal de Cultura, Proyectos Interestelares, Ferias del Nabo, Barras Bajo Mano, Centros de Historias de amigotes, Teatros Armeros, Rayas del Plano y Áridos en general, don Jeromín de las Graveras y pedirle, por favor, que no se vaya del Ayuntamiento, que no nos deje huérfanos de su ingente capacidad para meter la pata en la ciudad de nuestros pecados con el dinero público que ahora ya sabemos, por cierto, que no es de nadie.

     Desde aquella mañana del 15 de Junio de 1808 cuando los zaragozanos se enteran por boca del Teniente del Rey, Vicente Bustamante, que tres escuadrones de los temidos lanceros polacos del Regimiento del Vístula habían abierto brecha en las tapias existentes entre las puertas del Carmen y del Portillo, nunca había habido en la ciudad una noticia que dejara tan estupefactos a los zaragozanos.

   Ni siquiera cuando pasadas las dos de la madrugada del 3 de agosto de 1936, el Fokker pilotado por Gayoso lanzó tres bombas sobre la basílica del Pilar que no explosionaron aunque una de ellas dejó sobre el pavimento la silueta de una cruz, hubo en la ciudad tal turbación. Realmente Jeromín de las Graveras ha dejado una impronta tal en la ciudad del Ebro que ningún otro ser humano ha conseguido igualarla en la milenaria historia de la urbe.

    Es por ello que desde este humilde medio de comunicación le pedimos encarecidamente que reflexione, que si alguien le ha zaherido, que lo diga y será rápidamente lapidado por las turbas que tanto lo quieren y adoran. Jeromín no puede irse de Zarabola. Jeromín es patrimonio inmaterial de la ciudad, de Aragón, de España, de Bruselas y, por qué no, del mundo.

      Jeromín, escucha este ruego de tus conciudadanos que te reverencian y que seguro no sabrían vivir sin ti: “¡Quédate, Jeromín, quédate!”